Leones, tigres, primates, camellos y elefantes recorren las calles de León. Van hasta las colonias más alejadas, causando sorpresa y en ocasiones temor entre los niños.
Los animales viajan en pequeños vehículos, habilitados como jaulas móviles que tienen una medida de no más de dos metros de largo.
Los felinos dan vueltas en su jaula, nerviosos por el tráfico de la ciudad. Los automovilistas ven sorprendidos que junto a ellos avanza un león enjaulado, notablemente estresado por el caos vehicular.
El inusual recorrido de estos animales salvajes forma parte de una campaña promocional que realiza el circo ‘Aurelio Atayde’ para llevar espectadores a sus funciones.
Los vehículos que los transportan circulan por las principales avenidas, aunque su objetivo son las colonias populares, en donde ofrecen boletos en promoción de 40 pesos “en preventa” (en taquilla se ofertan en 100 pesos).
El león y los tigres aparecen multiplicados en toda la ciudad. Sus jaulas móviles van y vienen por las avenidas y bulevares.
Para los integrantes de asociaciones defensoras de animales, el circo ‘Aurelio Atayde’ comete maltrato animal, por tener a los felinos en pequeñas jaulas y someterlos a un estrés cotidiano en medio del tráfico.
Su queja ya la expusieron ante las autoridades ambientales.
Héctor Óscar Giménez, vocero del circo, aseguró que cuidan el bienestar de los animales y que no hay ningún tipo de maltrato.
Denuncian maltrato
En sus temporadas en Guadalajara, Aguascalientes y ahora en León, se han organizado protestas contra el circo, por el uso de animales en sus espectáculos.
El circo ‘Aurelio Atayde’ viaja con un zoológico que incluye una amplia variedad de especies: leones, osos, panteras, mandriles, jaguares y hasta un hipopótamo que permanece en una jaula con tina.
Los felinos están encerrados en jaulas de dos metros, mientras que una elefanta está encadenada de dos patas.
El martes, alrededor de las 10:30 de la mañana, AM atestiguó el maltrato de algunos cuidadores de los animales.
Un chivo fue golpeado por el animalero para que se estuviera quieto.
“Te voy a pegar, cabrón”, dijo otra cuidadora a un chango, como amenaza para aplacarlo, mientras metía una bandeja de agua a su jaula.
Un domador reía divertido, al ver que un león rugía molesto, intentando alcanzarlo; el felino lanzaba zarpazos y golpeaba con su cuerpo la reja. Su cuidador se burlaba, al ver que el animal se resbalaba por el agua de la jaula.
Cuando estaba por iniciar la función de la tarde, cuatro mandriles fueron sacados de su jaula casi a rastras, para participar en un acto.
Los animales más grandes y peligrosos son sometidos con un cincho y látigo.
Algunos felinos tienen grandes cicatrices en el rostro, que según los defensores de animales, son evidencia del maltrato.
“Nosotros consideramos que debería estar totalmente erradicado cualquier tipo de espectáculo o de práctica en donde se maltrate o utilicen animales”, opinó Gustavo Lozano, director de Animare.
“Sí es maltrato, porque la mayoría de los animales que he visto en el circo, están deficientes en su alimentación, traen a veces caballos, dromedarios, elefantes que hasta cierto punto por estar fuera de su entorno llegan a tener trastornos”, dijo la doctora en veterinaria Michel Maríe Ellis.
La semana pasada, el grupo Plataforma Paz, que reúne a 15 asociaciones civiles ambientales y de defensa de los animales, se manifestó en el exterior del circo, para expresar su rechazo al maltrato animal.
Lozano dijo que el maltrato se evidencia en las actitudes de estrés de los animales; un claro ejemplo es el balanceo de lado a lado de la elefanta, que es un síndrome que se presenta cuando existe apatía por el lugar en donde se encuentran.
“Nos tocó ver a los monitos atacándose entre ellos cuando su estado natural es una sociedad, una convivencia armoniosa, por lo mismo del estrés que están sufriendo”, aseguró Nicolás Flores, integrante de Plataforma Paz.
Otros animales manifiestan su estrés dando vueltas sin cesar en la jaula.
“Un circo debería de ser un lugar donde podamos disfrutar y apreciar el ingenio, habilidades y destrezas del ser humano, más que una capacidad de dominación hacia los animales”, añadió Nicolás Flores.
“Debe existir el respeto y la protección a los animales por parte del ser humano y procurar preservar las especies en peligro con un buen trato”.
Advirtió que los malos tratos generan en los animales una actitud retadora y de defensa, lo que se podría convertir en un peligro para los espectadores.
“Cuidadores y personal del circo deben ser conscientes que un ser vivo, por más pequeño o vulnerable que éste sea, siente y necesita cuidados que ellos deben proporcionarles por ser sus encargados directos”.
Niegan maltrato animal
“Aurelio Atayde, el circo más grande y famoso de México, está en contra del maltrato de los animales”, aseguró Héctor Óscar Giménez, encargado de comunicación de la empresa.
Dijo que al contrario, el cuidado de las especies es extremo, además de tener todos los permisos ambientales en regla.
El vocero mencionó que los cuidados están a cargo de un domador que tiene alrededor de 30 años conviviendo con animales.
Además, aseguró que reciben un apoyo extra de veterinarios de las ciudades que visitan.
“La manera que usan para entrenar a un animal es con el premio, un pedazo de carne, o incentivo para que realice el acto, pero nunca con castigo”.
Aseguró que los animales reciben buen trato, tienen alimento de primera calidad y un tiempo de relajación en un área al aire libre cercana a la ciudad.
Para reafirmar la postura de la empresa, en las jaulas móviles que recorren la ciudad se colocó un letrero que dice: ‘Mis amos en el circo me cuidan y me respetan’.

La Ley dice

El transporte y exhibición de animales son regulados por dos normas oficiales mexicanas:

NOM-045-ZOO

Todos los animales deberán contar con espacio suficiente, alimento y agua para beber.
Se deben tomar medidas para evitar dolor innecesario a los animales durante su captura, traslado, exhibición y entrenamiento.

NOM-051-ZOO
Las jaulas para movilizar los animales deben ser lo suficientemente amplias para que se puedan mover y darse vuelta cómodamente. El material de construcción debe ser lo suficientemente resistente y seguro, de acuerdo con el tamaño del animal que se desea movilizar, para que resista los movimientos bruscos del mismo, así como la acción de colmillos o garras que puedan dañar esos materiales.

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