Rodeado de Policías Municipales de Iguala y Cocula, en una ventanilla del lado derecho de un autobús un joven sacó un trapo blanco y empezó a ondearlo en señal de tregua. “No disparen, no tenemos armas”, gritó.
Uno de los normalistas, quizá herido y con problemas cardiacos, convulsionaba en el suelo rodeado de compañeros que gritaban ayuda al jefe policial de Cocula, César Nava González, quien los observaba a unos metros desde su patrulla.
“Nava empezó a gritarles a las personas que se retiran para que él pudiera asistir al enfermo, procediendo a arrastrar a dicha persona en la parte de atrás de la patrulla Sierra de color negro”, relata Joaquín Lagunas Franco “El Omega”, testigo de aquella noche.
Alrededor de las 22:30 horas del 26 de septiembre pasado, los agentes ya tenían controlada la situación y habían sometido a los 43 estudiantes de la normal rural Raúl Isidro Burgos, a quienes empezaron a subir en patrullas.
Testimonios de narcotraficantes, policías y funcionarios contenidos en la causa penal 100/2014 del Juzgado Primero de Distrito en Matamoros, coinciden en que todo había empezado entre las 20:30 y 21:00 horas, cuando los estudiantes irrumpieron en Iguala y se dirigieron a la Central de Autobuses.
Llegaron en dos unidades y tomaron otras dos a su arribo.
En la Unidad Deportiva, acababa de terminar el primer tiempo del partido de futbol entre Iguala y Avispones de Chilpancingo, con la mínima diferencia en favor de los locales, cuando uno de sus espectadores, David Cruz Hernández “El Chino”, elemento operativo de la Dirección de Protección Civil, recibió una llamada por su radio portátil.
“Estaban reportando de la base de protección civil, una clave 200, que quiere decir ‘Balacera’, la reportaban a la altura de la explanada del Palacio Municipal de Iguala, por lo que al escuchar ese mensaje, me salgo de la unidad deportiva y abordé la unidad PC-3 para dirigirme a la explanada”, dice.
En la explanada se celebraba el informe de labores de María de los Ángeles Pineda Villa, presidenta del DIF Municipal y esposa del ex edil José Luis Abarca.
Desde la comandancia municipal, el jefe policial Francisco Salgado Valladares dio las instrucciones a sus subordinados.
“Escuché por el radio Matra que el subdirector de la policía municipal de apellido Valladares, dijo ‘por órdenes de A-5, hay que detener a los estudiantes, porque ya saben como son’, y digo que esa orden la dio Valladares porque conozco su voz perfectamente; además la clave A-5 se refiere al Presidente municipal de Iguala de nombre José Luis Abarca Velázquez”, declaró “El Chino”.
Con base en los testimonios, había dos eventos simultáneos: los balazos cerca del zócalo y los estudiantes tomando autobuses.
Por ello, llamaron por celular al comandante Ignacio Aceves Rosales, de la Policía de Cocula, para pedirle el apoyo de efectivos.
Según Nelson Román Rodríguez, acudieron al llamado cuatro unidades, en las que viajaron él y los agentes Óscar Rodríguez Salgado, Wilber Barrios Ureña, Arturo Reyes Barrera, Alberto Aceves Serrano y los comandantes Aceves y César Nava. Al entrar a Cocula, se sumó José Antonio Flores Train.
Los policías de Iguala de inmediato se dirigieron hacia la carretera libre México- Acapulco, a la altura del Palacio de Justicia, para estacionar sus camionetas en la vía e impedir el paso de los autobuses.
Hasta ese punto llegó David Cruz “El Chino”.
“Observé que de los autobuses bajaron aproximadamente 40 personas, todos civiles, algunos de ellos, portaban armas de fuego, tipo escopetas, pero no escuché disparos, y algunos otros de ellos abordaron una Urvan color blanco del servicio público y otros abordaron una Suburban color blanco, y enseguida condujeron en dirección hacia la colonia Loma de los Pajaritos”, contó.
Cuando llegó la última unidad de Cocula, aproximadamente las 23:00 horas, encontraron dos autobuses con vidrios quebrados y llantas ponchadas a balazos, sobre el Periférico de Iguala, y una patrulla con los cristales también agujerados que les había obstruido el paso.
Los policías llevaron en sus patrullas a los estudiantes hasta la comandancia y, una vez lo anterior, algunos de los municipales de Cocula se retiraron a su municipio.
En ese momento Jaime “El Chuky”, operador de Guerreros Unidos, llamó por teléfono a David Cruz “El Chino”.
“Me preguntó que ‘quién le entregaría unos paquetes, refiriéndose a personas’, le contesté que no sabía porque andaba trabajando en Protección Civil”, dijo Cruz ante la PGR.
Algo, hasta hoy no explicado, hizo cambiar de opinión al comandante Salgado Valladares, de la policía de Iguala, para volver a llamar a sus compinches de Cocula y pedirles que regresaran.
A Marco Antonio Ríos Berber, presunto miembro de Guerreros Unidos, lo enviaron a comprar diesel a la gasolinera de la calle Zaragoza,
Al mando de Nava y Salgado, elementos de las dos corporaciones volvieron a subir a los estudiantes a sus patrullas y los llevaron hasta la Loma del Coyote, a la salida a Cocula, donde los esperaba “El Chucky” y sus cómplices.
“A algunos los mataron con tiro de gracia en la cabeza y a otros a golpes ya que se pusieron muy violentos cuando estaban secuestrados y para que no estuvieran chingando se decidió matarlos, creo que utilizaron la excavadora para enterrarlos en el mismo rancho que tenemos. A siete de estos muchachos los quemamos por instrucción del Chuky”, declaró el “halcón” Martín Alejandro Macedo Barrera.
Al día siguiente, a las 7:30 horas, Nava llamó a un grupo de subordinados.
“Acerca de lo que pasó anoche, ustedes no saben nada, no vieron nada, ya no somos unos chamacos para rajarse, a rajarse a su pueblo”, les dijo en tono de amenaza.
Nava les pidió que fueran vestidos de civil, con sus armas cortas y que lo llevaran a Iguala a la casa de “El Gil”, operador de los Guerreros Unidos. El narcotraficante le dijo que en las cámaras se había registrado el número de una de las patrullas que trasladaron a los estudiantes.
Al salir de la casa de “El Gil”, Nava le ordenó al comandante Ignacio Aceves Rosales que cambiara la rotulación.
“Quedaron de la siguiente manera la Patrulla 302 quedó con número 500; la patrulla 305 quedó con número 501; la patrulla 306 quedó con número 502 y la patrulla 303 quedó con número 503”, dijo Aceves.
Tarda PGR en caso Abarca
Desde el 12 de junio pasado, la Procuraduría General de la República inició una averiguación previa formal contra el ex edil de Iguala, José Luis Abarca, por el secuestro del líder social Arturo Hernández Cardona, pero no actuó sino hasta después de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Conforme a documentos judiciales, la Fiscalía de Guerrero remitió en esa fecha los tres tomos de la averiguación previa HID/SC/01/0758/2013, para que la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada se hiciera a cargo de la indagatoria contra el ex presidente municipal, pero la dependencia federal fue pasiva.
La Subprocuraduría, entonces a cargo de Rodrigo Archundia, inició la averiguación PGR/SEIDO/UEIDMS/439/2014, por el delito de secuestro en agravio de Hernández Cardona, Nicolás Mendoza Villa, el Maestro Gregorio Dante Cervantes,Efraín Amates Luna, Félix Rafael Balderas Román, Héctor Arroyo Delgado y Ángel Román Ramírez, miembros de la organización cívica Unión Popular.
Dichos documentos son parte de la causa penal 100/2014 del Juzgado Primero de Distrito de Matamoros, en la que precisamente se ordenó la aprehensión del propio Abarca y de 23 policías y presuntos narcotraficantes.