Ahí, en la soledad del gimnasio cruzazulino, Luis Amaranto Perea ha vivido los meses más complicados de su carrera. 
La lesión en la rodilla derecha que le privó de jugar la Copa del Mundo Brasil 2014 no termina de sanar. En su intento por acelerar la recuperación, el defensa central complicó la situación y ahora existe la posibilidad de que tampoco participe en el Mundial de Clubes. 
“Diría que [es] el peor momento de mi vida deportiva, porque no he jugado, que es lo que más me gusta”, reconoce el colombiano. “Quizá no he sabido reaccionar a una lesión tan larga. No es fácil tener algo nuevo y, en cierto momento, no sabes qué hacer”. 
“Es una experiencia más, negativa, pero está claro que la lesión, más allá del momento que vivas, siempre que llega no es bienvenida, pero de todo lo malo sacas algo positivo; eso me ha servido para fortalecerme y saber que hay que tener paciencia en muchas cosas”. 
No la tuvo durante esas complicadas semanas en las que trabajaba a solas en el gimnasio, mientras La Máquina se las ingeniaba para seguir viva en el Apertura 2014. 
La ansiedad le traicionó… Y hoy lo paga, porque hasta la próxima semana sabrá si ya puede reintegrarse al trabajo de sus compañeros.
“[Acelerar los tiempos] fue [una decisión] en conjunto. No fue que yo lo dije o ellos [personal médico del club]”, aclara el zaguero. “Vimos que podríamos arriesgar un par de cosas, pensando en que la rodilla iba a responder mejor”. 
“Partiendo de la base que es primera vez que estoy tanto tiempo fuera, el desespero… Nos pareció bien, pero después de los exámenes nos dijeron que íbamos trabajando mal, por lo que hubo que corregir y, quizá, ahí se perdió casi un mes, el cual posiblemente hoy nos podría tener en la competencia”. 
No le queda de otra más que esforzarse al máximo, sin arriesgar de más, y tratar de estar apto en el ámbito físico para no perderse otra Copa del Mundo. 

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