Es una discreta candidata a convertirse en la primera mujer negra que lidera el Departamento de Justicia de Estados Unidos.
Loretta Lynch apenas celebra ruedas de prensa, concede entrevistas o da discursos en su puesto actual como fiscal federal en Brooklyn. Pero la falta de presencia pública no le ha impedido aparecer en las últimas semanas entre el puñado de personas a las que sigue considerando la Casa Blanca para reemplazar a Eric Holder como secretario de Justicia.
Los rumores sobre el posible nombramiento de esta graduada de Harvard, de 55 años, se hicieron evidentes la semana pasada cuando apareció sentada junto a Holder en una ceremonia en Brooklyn destacando los esfuerzos por reconducir a los delincuentes menores a programas de rehabilitación anti drogas y de diversificación laboral, una de las causas predilectas del fiscal general.
Al presentar a Holder ante un público que incluía al fiscal federal de Manhattan Prett Bharara —considerado como otro posible candidato al puesto— una juez dejó claro a quién prefiere para el cargo.
“Todos esperamos que el 83er fiscal general esté en esta sala… alguien que podría llevar una cosita naranja”, dijo la juez del distrito Carol Amon, refiriéndose a la colorida chaqueta que vestía Lynch.
Un portavoz de la fiscal dijo más tarde que Lynch no haría comentarios sobre su futuro, pero sus seguidores fueron muy explícitos.
“Tiene todo lo que querríamos en un fiscal general”, comentó el fiscal de Brooklyn Kenneth Thompson. “Tiene inteligencia, dignidad y la capacidad de ser justa, pero también dura. Tengo el máximo respeto por ella”.
Lynch, que creció en Greensboro, Carolina del Norte, comenzó su carrera como fiscal federal en 1990. Como asistente del fiscal estuvo en el equipo de uno de los casos de brutalidad policial más llamativos de la historia de Nueva York, la tortura con un palo de escoba que sufrió el inmigrante haitiano Abner Louima.
Sirvió como fiscal en Brooklyn entre 1999 y 2001 antes de pasar al sector privado. Volvió a la fiscalía en 2010 y fue nombrada para el Comité Asesor del Fiscal General, una posición que le hizo pasar más tiempo en Washington y la acercó a Holder.
Durante su segundo periodo en uno de los distritos federales más atareados del país, la oficina de Lynch logró condenas en una compleja trama vinculada a al-Qaida para atacar el metro de Nueva York, y acusó al líder de un cártel mexicano de 12 asesinatos. Más recientemente, su oficina presentó cargos de evasión fiscal contra el congresista republicano Michael Grimm, en un proceso que se espera vaya a juicio el año que viene.
Sin embargo, Lynch se ha visto en la sombra del mediático Bharara, cuya oficina ha instruido muchos casos sonados contra terroristas, políticos corruptos y estafadores de Wall Street. Pero entre bambalinas, la fiscal de Brooklyn se ha ganado el respeto por dedicar buena parte de su carrera al cumplimiento de la ley sin buscar publicidad.

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