Solidaridad de todo el pueblo mexicano para encontrar con vida a los 43 normalistas desaparecidos y la renuncia del Titular del Ejecutivo, fue el eco de la marcha a la que asistieron millares de manifestantes que partieron del Zócalo capitalino a la columna del Ángel de la independencia.
Aunque eran más los que se manifestaron de manera pacífica, de nuevo un grupo de encapuchados se infiltró en la marcha para causar destrozos.
Desde las 16:30 horas el contingente que encabezaron los padres de los normalistas desaparecidos, salió de la plancha del Zócalo, pasando por la calle 5 de mayo, avenida Juárez y paseo de la Reforma hasta llegar al Ángel de la Independencia.
“Estamos desesperados por el regreso de los 43; solicitamos al pueblo de México su solidaridad para localizaron”, fue el apoyo que perdieron durante todo el trayecto.
Por más que cuidaron que grupos anarquistas no se incorporaran al contingente, fue inevitable y los encapuchados tomaron la retaguardia de la manifestación.
“No vamos a permitir infiltrados para que aprovechen y hagan desmanes”, gritaban por la vanguardia.
La consigna fue clara: “No vamos a descansar hasta encontrarlos. No llamamos a ningún movimiento armado, llamamos al pueblo a una revolución con inteligencia, sin armas”.
Durante el recorrido la voz de los padres desesperados por saber de sus hijos desaparecidos fue una sola. “Queremos que desaparezcan los poderes en Guerrero y que sea el pueblo quien gobierne”.
A su llegada al Ángel de la Independencia, el eco sobre paseo de la Reforma fue: “Rompimos el miedo de salir a las calles”.
Al subir al templete instalado sobre la glorieta del Ángel, Clemente Rodríguez, hijo de Cristian, uno de los normalistas desaparecidos, habló en representación de todos los familiares.
“Los llevo a todos en mi corazón. No voy a agachar la cabeza, vamos a encontrarlos. Llegando a Guerrero seguiré buscando a mi hijo y no me voy a cansar…”, fueron sus primeras palabras seguidas de aplausos de todos los sustentes.
Las muestras de solidaridad se hicieron presentes. Oficinistas, sindicatos, estudiantes, todo aquél que pasaba, expresaba su apoyo a los padres desesperados.
Los estamos esperando en Ayotzi (continuó el señor Clemente) porque ahí nacieron como estudiantes y no les van a acortar las ilusiones de superarse.
Para el padre de familia, el delito de los normalistas fue nacer en la pobreza y ser campesinos.
“Voy a luchar para que sean alguien en la vida, porque en Ayotzinapa van a nacer revolucionarios…”, enfatizó Clemente seguido de un mensaje a los 43 normalistas: “Si me escuchan los 43, les decimos que los vamos a encontrar…”.

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