Pasaban apenas de las cinco de la tarde de este lunes, justo cuando el público en general pudo acceder a la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, que durante toda la mañana estuvo abierto a los profesionales de la edición, cuando un grupo de mexicanos sacó carteles con el número 43, grande y en color negro chorreando, y se detuvo a hacer una especie de guardia de honor en el Pabellón de Argentina, delante de la imagen de Estela Barnes de Carotto, la mujer que encabeza a las Abuelas de la Plaza de Mayo.
Durante varios minutos y a lo largo de algunos de los pasillos centrales del recinto ferial que tiene a Argentina como “invitado de honor”, el grupo de manifestantes pacíficos que dijeron ser parte de la sociedad organizada y algunos de ellos diseñadores, manifestó su indignación por los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa desaparecidos.
Mientras a las afueras de la FIL, la gente comenzaba a llegar a la cita para emprender una marcha con carteles, veladoras y con el eslogan “Lectores marchando, también se están formando”, adentro ese grupo de la sociedad contaba a coro “1, 2, 3, 4… 43”, mientras los profesionales del libro, editores y trabajadores de las editoriales les tomaban fotos o se sumaban al coro.
El grupo de lectores cuyo cartel decía: “43. Número imborrable —Viva Ayotzinapa—”, se sumó a las varias muestras que a lo largo del día se vieron en los pasillos y stands de la FIL.
Cada día más escritores y más gente portan en el gafete, en la solapa del saco o en la chalina, botones pequeños, de color rojo con negro, con un par de números: 43.
Por doquier, en las paredes de la feria, hay otros tipos de carteles con el número imborrable y con la leyenda “¡Ayotzinapa, no están solos!”, con el lema traducido al inglés, francés, alemán y portugués.
Esta es una feria distinta, con más conciencia social, con escritores como Enrique Krauze y Fernando del Paso que han exigido justicia, con funcionarios que en sus discursos han manifestado la indignación ante esos hechos en Iguala y han solicitado establecimiento del Estado de derecho.
En Guadalajara se congregaron dos marchas con una asistencia de ocho mil personas y ambas confluyeron en la glorieta de los Niños Héroes.
Una de las protestas salió de la FIL y a ésta se unieron escritores como Juan Villoro, Paco Ignacio Taibo II y Benito Taibo. Este contingente cerró la circulación en la avenida Mariano Otero para llegar hasta la avenida Niños Héroes. Ambas marchas fueron encabezadas por los normalistas de Atequiza.

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