La sorprendente victoria electoral de un partido radical de izquierda en Grecia —el cual rechaza las duras medidas de austeridad exigidas para el rescate financiero del país— planteó nuevas incertidumbres para la eurozona, pero la impresión inicial es que las naciones pueden forjar un acuerdo sobre la deuda del país helénico que evite que Atenas abandone el euro, algo potencialmente caótico.
Los mercados financieros tomaron con calma el lunes la victoria del partido izquierdista Syriza después que varios líderes de la zona del euro, de 19 países, indicaron estar abiertos a analizar la forma de aligerar la carga financiera que adeuda Grecia a cambio de un enorme rescate hace cinco años.
Sin embargo, se espera que las conversaciones sean difíciles y prolongadas, ya que el peso pesado de la eurozona, Alemania, ha adoptado hasta ahora una línea dura sobre las obligaciones financieras en Europa.
Syriza ha llamado a una relajación de las políticas de austeridad exigidas por el programa para el rescate de Grecia, así como un aligeramiento para el pago de la montaña de deuda del país.
La deuda se encuentra en niveles que muchos economistas consideran insostenible y que en gran medida consiste en deudas a otros países de la eurozona.
Una postura intransigente de ambas partes podría, algunos temen, llevar a Grecia a abandonar el euro, un suceso que podría causar una enorme incertidumbre para Europa y el euro.
El líder de Syriza, Alexis Tsipras, quien juramentó el lunes como nuevo primer ministro de Grecia, se unió con el pequeño partido derechista Griegos Independientes, sobre todo porque ambos se oponen a las medidas de austeridad impuestas por otras naciones de la eurozona a cambio de los préstamos.
Los fuertes recortes de gastos y los altos aumentos a los impuestos buscaban reducir la deuda soberana, pero también han hundido a la economía en una recesión, causando más desempleo y pobreza.
Los dos partidos griegos se enfrentan ahora a la tarea de sacarle concesiones al resto de la zona del euro.
Ya el lunes, había más de una mano vacilante extendida.
El presidente francés, Francois Hollande, otro líder socialista que comparte los problemas presupuestarios, dijo que cooperaría con Tsipras “al servicio del crecimiento y la estabilidad en la zona del euro, en el espíritu de progreso de la solidaridad y la responsabilidad, en el corazón de los valores europeos que compartimos”.

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