Desde hace años las mujeres han tomado un papel preponderante en el sustento económico del hogar. Así, la huichol Rosalba Villa López es un ejemplo, pues ante la falta de empleo en su comunidad, tuvo que salir fuera de su comunidad junto con sus dos pequeñas hijas para buscar suerte.
Originaria de San Andrés Cuamiata, Jalisco, un poblado en la sierra habitado por huicholes o “Wixárikas”, al que ella describe como, “un lugar libre de contaminación, pero olvidado por autoridades, por la falta de servicios públicos”.

Lidiar con los chinos
Como es sabido, los huicholes se caracterizan por sus coloridas artesanías hechas con chaquira, pese a que esta práctica es algo representativo de su comunidad la cual aprenden desde niños, Rosalba afirma que los chinos les están haciendo la competencia desleal desde hace años.
“Lo peor es que la gente compra lo hecho en China y no lo que se produce en México, lo lamentable es que sus productos son más baratos pero de menos calidad, pero las personas prefieren pagar poco”, comentó.
Con trabajo y dedicación Rosalba elabora sus artesanías, utilizando diminutas piezas de chaquira; su herramienta sólo es una aguja y puede tardar alrededor de cinco días para terminar un collar.
“Lo más triste, es que a pesar del trabajo y la dedicación la mayoría de la gente nos regatean las artesanías, pero en ocasiones compran más caros lo extranjero y ni dicen nada”, finalizó.

Su primera visita a La Piedad
“De nada me sirve estar en mi pueblo y hacer mis artesanías, allá no hay quien las compre y menos que vayan los turistas, por eso hay que salir para sobrevivir”, declaró la huichol.
Es la primera vez que Rosalba viene a La Piedad, junto a otros artesanos de Michoacán, todos persiguen la misma causa: vender sus artesanías y preservar las practicas tanto de los pueblos Purépechas como de los Huicholes.

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