La falta de comunicación familiar sumada a la confianza que los ciberacosadores construyen con los niños y adolescentes, son factores que elevan la vulnerabilidad de los menores en las redes sociales, advirtió Abraham Ernesto Rendón, investigador de la Dirección de Investigaciones Epidemiológicas y Psicosociales del Instituto Nacional de Psiquiatría.
Un estudio encabezado por Rendón encontró que, de una muestra de 147 niños de 13 años, más del 60 por ciento reveló datos personales verídicos y 64 por ciento interactuó con desconocidos.
“Lo que nos dicen los chavos es: ‘prefiero estar metido en internet que platicar con mis padres porque no tengo de qué platicar con ellos'”, señaló Rendón.
Lo grave es que la incidencia de delitos cibernéticos contra menores de edad casi se triplicó en el País entre 2010 y 2012.
En este lapso, de 579 denuncias pasaron a mil 269, aseguró Víctor Jiménez, director de Delitos Electrónicos contra Menores de la Coordinación para la Prevención de Delitos Electrónicos de la Comisión Nacional de Seguridad (CNS), que depende de la Secretaría de Gobernación.
“Está en riesgo no solamente la integridad del menor, sino, dependiendo de la información que haya proporcionado, ponen en riesgo a la familia, pues no sólo puede ser utilizada para los fines de pornografía infantil, otra puede servir para extorsión, amenazas, difamación o secuestro”, indicó.
Tanto para el funcionario de la CNS, como para el investigador del  Instituto Nacional de Psiquiatría, los padres deben aprender a dominar el uso de las redes sociales y mejorar la relación de confianza con sus hijos.
Los niños pueden ser víctimas de enganchamiento con el fin de explotarlos sexualmente, exponerlos a material pornográfico o hacerlos participar en la producción de imágenes sexualizadas.
La magnitud del riesgo depende de hasta dónde haya avanzado la relación del menor con quien busca engancharlo,explicó Jiménez.
El funcionario reconoció que las cifras de denuncia aún son bajas frente a la magnitud del problema.
“Es un delito que está al día, diario hay alguna incidencia que afecta el libre desarrollo de la personalidad de los menores de edad”, comentó.
El riesgo se agrava, explica el director de Delitos Electrónicos contra Menores de la CNS, porque, a la falta de comunicación en la familia, se suman las habilidades en el manejo de la tecnología de quienes buscan anclar a los niños y adolescentes y la confianza que éstos construyen con los menores.
Además, los padres no conciben que sus hijos pueden ser víctimas de algún delito en la red.
“Hay ocasiones en que nos manifiestan ‘es que yo esto sólo lo veo en las películas o en las series, no puede suceder’, y sí sucede y, así como usted lo ve en la serie de televisión, se está dando aquí en México”,  agregó el funcionario.
Explicó que, según hasta dónde haya avanzado la relación del menor con quien busca engancharlo, es la magnitud del riesgo.
Rendón advierte que una de las hipótesis que se desprenden del estudio “es que los chavos también desconocen estos problemas, pues no saben que hay otras personas que utilizan esos mismos medios para anclarlos.
“Muchos ponen fotografías que para ellos son inocentes, pero a los ojos de otras personas pueden ser imágenes que les permiten seleccionar a posibles blancos y empezar a vincularse con ellos”, consideró.
“Anteriormente decíamos que chavos de secundaria ya tenían perfiles en redes sociales, pero actualmente chavitos de primaria ya los tienen, y los filtros de seguridad de las redes sociales, es básicamente registrar si eres mayor o menor de 13 años”, señaló.
El investigador del INP señala que si bien varios son los jóvenes que dan sus datos reales, hay otros que no los dan.
“Como investigadores) estamos viendo la posibilidad de conocer las causas por las que esos los chavos no dan sus datos reales, cuáles estrategias usan para protegerse y así replicarlas con los jóvenes que sí se ponen en riesgo”, señaló.

Sube riesgo por la edad
Para Nadine Terrein, psicóloga y sexóloga de la Asociación Mexicana para la Salud Sexual, un adolescente de 13 años de edad se encuentra en una etapa de socialización más allá del círculo familiar y escolar.
“Tiende a desidealizar a sus padres, que fueron sus héroes y guías fundamentales en la infancia, para incursionar en el mundo social. Se vuelve fundamental la aprobación de sus pares y amigos y de algunos adultos que se encuentran claramente fuera del ambiente familiar”, explicó.
Eso explica que los menores se sientan en confianza cuando alguien, del otro lado de la red, valida sus argumentos y comparte intereses con ellos, como hacen los enganchadores.
Dicha confianza puede ser la puerta de entrada al tema de la sexualidad y, si no hay orientación y comunicación con los padres, el menor puede enfrentar riesgos.

Peligro
Basada en encuestas a menores mexicanos, la asociación Alianza por la Seguridad en Internet reporta:

¿Qué tanto saben tus padres sobre lo que haces en línea?
Escuelas privadas 11% Nada o casi nada
Escuelas públicas 35% Nada o casi nada

¿Te has encontrado en el mundo real con alguien que conociste en Internet?
Escuelas privadas 34%
Escuelas públicas 52%

¿Hablas sobre sexo con desconocidos en Internet?
Escuelas privadas 10%
Escuelas públicas 23%
Fuente: Julio 2012, resultados del programa CENETIC, de ASI

CONÉCTATE
http://innocenceendanger.org/

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