En Japón viven las mujeres más longevas del mundo, concretamente en la Isla de Okinawa. La tasa de obesidad en el país es solo del 5%, frente al 33% en Estados Unidos, con datos de CIA World Factbook. El país del punto rojo tiene una de las menores tasas de enfermedades cardiovasculares. De hecho, la esperanza de vida media nipona es la segunda más alta del mundo, con 91.8 años y solo después del Principado de Mónaco.
¿A qué se debe este prodigio? La longevidad de un individuo depende en un tercio de su genética, y en dos tercios de sus hábitos. Así las cosas, toca investigar en las costumbres de los sosegados japoneses. El informe Blue Zones, de National Geographic Society, afirma que estas son las lecciones aprendidas tras su visita a la isla de Okinawa, una zona que condensa el núcleo del bienestar nipón.

-Confían en una dieta vegetariana.-  “Las personas mayores se han nutrido de plantas durante toda su vida. Su almuerzo se compone de verduras salteadas, con patatas dulces y tofu: alto en nutrientes, bajo en calorías.
La carne se reserva para ocasiones especiales”, reza el estudio. Además, la mayoría de sus platos incluyen soja, a cuyo grano se asocian beneficios contra el colesterol, como ha publicado el American Journal of Clinical Nutrition, o por la prevención del cáncer de mama. De esto último no hay evidencia científica, pero la Asociación Española Contra el Cáncer asevera que en los países orientales la incidencia de la enfermedad es mucho menor.

-Cuidan la comunidad.-  “Este apoyo financiero y emocional”, proclama el informe de National Geographic Society, “reduce la ansiedad de sus integrantes”. Según la OMS, el estrés es una de las principales amenazas a la salud en el siglo XXI. Rituales como la ceremonia del té forman parte de esta cultura grupal.

-Tiempo al aire libre.- Potencian la absorción de vitamina D, que ayuda al cuerpo a la asimilación de un mineral esencial como el calcio. Su deficiencia es uno de los factores de riesgo de la osteoporosis.

-Permanecen activos.-  Jardinería y paseos son las principales actividades que achacan a la comunidad tradicional japonesa desde National Geographic Society. “Además, tienen pocos muebles: se relajan y comen en tatamis”, prosigue su informe. Esta estera tradicional, según el fisioterapeuta Luis P. García Coronado, obliga, al carecer de respaldo, a sentarse con la columna erguida y el abdomen tenso, evitando posturas perjudiciales. Los dolores tardan, pues, mucho más en aparecer.

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