Tras el choque del avión de Germanwings la semana pasada en los Alpes franceses, la agencia de investigación de accidentes aéreos de Francia anunció el martes que está investigando los protocolos de entrada a la cabina y los procedimientos de selección psicológica del personal, mientras que Lufthansa indicó que su aseguradora había reservado 300 millones de dólares para hacer frente a las posibles consecuencias del siniestro.
Las autoridades creen que el copiloto del vuelo 9525, Andreas Lubitz, que en el pasado había recibido tratamiento por tendencias suicidas, se encerró en la cabina del Airbus A320 dejando al piloto fuera y lo estrelló deliberadamente contra las montañas. En el incidente fallecieron las 150 personas que iban a bordo del avión, que cubría la ruta entre Barcelona y Dusseldorf.
En su primer comunicado desde que se dio a conocer la responsabilidad del copiloto en el choque, la agencia francesa conocida como BEA dijo el martes que su investigación busca proporcionar un “análisis detallado” de los datos del vuelo.
La BEA agregó que estudiará “debilidades sistémicas” que podrían haber precedido al incidente — en particular los procesos de selección psicológica y los protocolos de las puertas de cabina.
La agencia analizará tanto los procedimientos de evaluación psicológica como las normas aplicadas a la entrada y salida de la cabina en el sector, así como los sistemas de bloqueo de las puertas de cabina.
El anuncio de BEA es la última revisión de procedimientos aéreos tras el desastre, que conmocionó a una industria ya afectada por otros sucesos como la desaparición de dos aviones sobre el mar y el derribo de un avión de Malaysia Airlines en el este de Ucrania.
Aunque los hallazgos de BEA sólo se aplican a este caso en particular, si la agencia halla problemas más generales podría llevar a que reguladores y aerolíneas de todo el mundo introduzcan cambios. Esto ya ha ocurrido en la última semana, cuando varias aerolíneas y el regulador europeo anunciaron que ahora recomendarían que hubiera dos personas en cabina en todo momento.
Por otra parte, la aerolínea matriz de Germanwings, Lufthansa, confirmó el martes que su aseguradora reservó 300 millones de dólares para enfrentar “todos los costes que surjan en conexión con el caso”, según la vocera de Lufthansa, Kerstin Lau.
La semana pasada, la aerolínea ofreció una ayuda inmediata de 50,000 euros (54,250 dólares) por pasajero a los familiares de las víctimas. Esos pagos son independientes de cualquier posible indemnización.
Un tratado sobre las muertes y lesiones en vuelos internacionales requiere que las aerolíneas compensen a las familias de las víctimas por daños demostrados hasta un máximo establecido ahora en 157,000 dólares, independientemente de lo que causara el siniestro.
Sin embargo, es posible que se fijen sumas más altas si se determina que la empresa es responsable del suceso.
La fiscalía alemana señaló que Lubitz, de 27 años, recibió psicoterapia antes de obtener su licencia de piloto, y que su historial médico de la época hace referencia a “tendencias suicidas”. No se han publicado las fechas de ese tratamiento, pero los fiscales señalaron que sus consultas médicas posteriores no habían registrado ninguna tendencia suicida o de agresividad hacia otros.
También se encontraron notas médicas rotas, incluyendo una que habría exonerado a Lubitz de trabajar en el día del siniestro.
Lufthansa ha declinado decir si sabía algo de los problemas de salud del joven, pero señaló que el piloto había aprobado todas sus revisiones médicas desde que comenzó a trabajar para su filial en septiembre de 2013.
Mientras, los investigadores dijeron el martes que esperaban tener muestras de ADN para todas las víctimas en las 24 horas siguientes. Todavía se está buscando la segunda caja negra de la nave, indicó el teniente coronel Jean-Marc Menichini en la localidad alpina de Le Vernet, cerca del lugar donde se estrelló el avión.
Obreros de la construcción abrieron el lunes una carretera hasta el lugar del siniestro para ayudar a las tareas de recuperación. Hasta ahora, los equipos de emergencias dependían de helicópteros, que sólo podían llevar a pocas personas u objetos a la vez.
“Es esencial llevar hombres y equipos. Podemos acelerar el trabajo. Será mucho más fácil, no tener que depender del clima”, explicó el teniente coronel Philippe Sansa, del servicio de rescate local.
Dos camiones de la BEA subieron el martes hacia el lugar llevando equipos de recuperación.
Francia revisa protocolos de cabina y selección psicológica
Lufthansa indicó que su aseguradora había reservado 300 millones de dólares para hacer frente a las posibles consecuencias del siniestro.