Sierra de Lobos se ha convertido en uno de los lugares preferidos por cientos de leoneses que acuden a disfrutar de un día de campo familiar y hasta para acampar.
A la altura del kilómetro 20 de la carretera León-San Felipe se localiza el histórico Fuerte del Sombrero. El 4 de agosto de 1817 los insurgentes comandados por Francisco Xavier Mina lograron derrotar a las fuerzas realistas del mariscal Pascual Liñán.
Una batalla en la que participó el insurgente Pedro Moreno. El fuerte está a sólo 12 kilómetros del poblado de Comanja.
A la altura de donde se localiza la Capilla de San Juan de los Lagos, se puede subir por una brecha. Decenas de personas acuden al histórico lugar.
Más adelante, antes de llegar al entronque de la carretera que lleva a Ocampo, se puede acampar y disfrutar de un día de campo a la orilla de pequeños estanques.
“Aquí nos pasamos la noche. Nos venimos toda la familia, montamos casas de campaña y disfrutamos de un día con la naturaleza”, revela Francisco Moreno, mientras intenta pescar.
Unos kilómetros adelante están los llamados ‘Acantilados’ que es una serie de desfiladeros que se pueden apreciar desde la carretera.
Muchas familias hacen senderismo y bajan hasta lo que es el cañón, donde corre un hermoso río.
Ahora que otros prefieren ir hasta el poblado de San José del Tanque o internarse en la sierra de La Cuatralva, lugar donde se encuentra la ganadería de toros bravos de San José Buenavista, del desaparecido criador, Don José Aranda.
Rafael Rionda Sanabria, quien también es criador de reses bravas, y quien tiene un terreno en el corazón de la Sierra de Lobos, lo único que lamenta es que muchas personas han hecho de la sierra un tiradero de basura.
Muchas personas, dice, tiran basura a la orilla de la carretera, y en ocasiones el contenedor es insuficiente para la gran cantidad de basura.
En la sierra se puede montar a caballo. Los lugareños, por 50 pesos la hora pueden alquilar sus cabalgaduras y dar un paseo.
“Estos días viene mucha gente. Nosotros nos ayudamos rentando los caballos que son mansitos y los vamos cuidando. Lo único malo es que los paseantes si dejan una gran cantidad de basura aquí en la sierra”, dice Simón Hernádez, vecino de Pozo Redondo.

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