Graziella, una abuela originaria de la isla italiana de Cerdeña, fue una de las últimas beneficiadas. Krzysztof, un joven polaco, también aprecia el apoyo. Pavel, un obrero rumano, todavía no sale del asombro.
Ellos son algunos de las decenas de indigentes que se han beneficiado de las iniciativas del Obispo Konrad Krajewski, el limosnero vaticano que, por voluntad del Papa Francisco, les ha dado desde febrero pasado atención y servicios gratuitos de barbería, regaderas y hasta paseos en El Vaticano.
Se trata de personas con las más variadas historias de vida, desde divorciados caídos en desgracia hasta personas sin empleo.
La mayoría son italianos, aunque también hay migrantes de Europa del Este, y todos viven en las cercanías del Vaticano.
A cambio, la Santa Sede le pide a los indigentes que ayuden en la distribución de Evangelios o colaboren en las tareas de organización durante las misas públicas.
Pavel, Krzysztof y Gregorio, por ejemplo, son inmigrantes europeos.
“Qué bien que me pude cortar el pelo en la barbería del Papa. Esta iniciativa ha dignificado mi vida”, afirma Gregorio, un griego que italianizó su nombre.
“Llevo 20 años viviendo en Italia. Al principio trabajé en una construcción, pero luego perdí ese empleo y desde entonces estoy en la calle. Ahora yo también tengo alguien que me cuida: el Papa”, dice Pavel, quien también se ha bañado y cortada el pelo gratis.
Tan sólo la noche del viernes, el Papa mandó a repartir unos 300 sobres con dinero para los mendigos mientras él presidía el Vía Crucis en el Coliseo.
Además del dinero, los sobres llevaban una tarjeta de saludos pascuales y la imagen del Papa.
Días antes, unos 150 indigentes fueron invitados a un paseo privado por la Capilla Sixtina.
“Todavía no puedo creer que he visto al Papa”, contó a Reforma Graziella, quien formó parte del grupo, al que Francisco recibió durante 20 minutos.
Las atenciones comenzaron en diciembre de 2013, cuando el Pontífice invitó a tres indigentes para una comida con ocasión de su cumpleaños 77.

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