Hay que bajar nuestra estima del pedestal en el que está instalada, opinó el Papa Francisco, en ocasión de la celebración de la Vigilia Pascual.
“Para entrar en el misterio se necesita humildad, la humildad de abajarse, de apearse del pedestal de nuestro yo, tan orgulloso, de nuestra presunción; la humildad para redimensionar la propia estima, reconociendo lo que realmente somos”, argumentó Francisco, en el acto celebrado en la Basílica de San Pedro.
Según el Pontífice, el hombre es un ser con virtudes y defectos, pecadores necesitados de perdón.
“Para entrar en el misterio hace falta este abajamiento, que es impotencia, vaciándonos de las propias idolatrías… adoración. Sin adorar no se puede entrar en el misterio”, argumentó.
En esta línea, Francisco explicó que ese misterio, para lo católicos, está en la superación de la vida cómoda que llevan adelante ahora muchas personas.
“Entrar en el misterio significa ir más allá de las cómodas certezas, más allá de la pereza y la indiferencia que nos frenan, y ponerse en busca de la verdad, la belleza y el amor”, dijo.
“(Hay que) buscar un sentido no ya descontado, una respuesta no trivial a las cuestiones que ponen en crisis nuestra fe, nuestra fidelidad y nuestra razón”, agregó.
De acuerdo con el Papa, la Pascua no es un hecho intelectual, sino espiritual.
“No se puede vivir la Pascua sin entrar en el misterio. No es un hecho intelectual (…) significa capacidad de asombro, de contemplación; capacidad de escuchar el silencio y sentir el susurro”, indicó.
En este sentido, Su Santidad hizo una especial mención al papel de tuvieron las mujeres, Magdalena y la Virgen María, en los últimos instantes de la vida de Jesús.
“Todo esto nos enseñan las mujeres discípulas de Jesús. Velaron aquella noche, junto la Madre. Y ella, la Virgen Madre, las ayudó a no perder la fe y la esperanza”, observó.
“Así, no permanecieron prisioneras del miedo y del dolor, sino que salieron con las primeras luces del alba, llevando en las manos sus ungüentos y con el corazón ungido de amor. Salieron y encontraron la tumba abierta. Y entraron. Velaron, salieron y entraron en el misterio”, concluyó.
El Papa dio así por finalizados los ritos de la Semana Santa antes de la ceremonia final del domingo de Pascuas.

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