Apenas llegó la Selección Mexicana a Panamá y causó revuelo, en el aeropuerto, en las calles circundantes a su hotel, en los medios de información.
En Centroamérica el gusto por el futbol se vive de forma más intensa que en Jamaica y el ejemplo fue el efecto mediático que tuvo el Tricolor en esta ciudad.
Tras un viaje de casi dos horas desde Kingston, el equipo mexicano pisó la capital panameña donde tan sólo salió del avión y revolucionó el comportamiento de la gente que se encontraba en las diferentes salas, en espera de otros vuelos.
El delantero Javier Hernández y el volante Giovani dos Santos fueron de los más asediados sobre todo por niños, quienes pedían a sus papás que les tomaran la foto con los jugadores.
“¡Chicharito! ¿Se puede otra vez? No me salió bien la foto”, le dijo un aficionado panameño mientras siguió el paso veloz de Hernández, quien se dirigió al autobús que trasladó al equipo a su hotel de concentración.
Con ayuda de personal del aeropuerto, los seleccionados mexicanos salieron por una puerta alterna directo a su autobús que los trasladó al área de Punta Pacífica, uno de los sitios más exclusivos de Panamá.
Los jugadores ni siquiera pasaron por los mostradores de la zona de migración, sino que un encargado del gobierno panameño revisó todos los documentos y selló los permisos de ingreso, mientras los seleccionados se fueron al vehículo.
El Tricolor no atravesó por la salida normal internacional ni por los pasillos del aeropuerto, donde la prensa local ya aguardaba la llegada, sin demasiada suerte para ver a los mexicanos.
En el hotel de concentración se creó un cerco de seguridad para que las personas ajenas o que no son huéspedes no se acerquen al lugar.
México realizó un trabajo de recuperación dentro de las mismas instalaciones del hotel y será hoy cuando acuda al Estadio Rommel Fernández, sede del partido del viernes contra Panamá en la Eliminatoria Mundialista.

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