El Rastro Tipo Inspección Federal (TIF) 048 de Silao, en el que se invirtieron 56 millones de pesos, está cerrado desde agosto de 2011 y ya no saben qué hacer con él.
Las instalaciones se construyeron con una aportación de 40 millones de pesos del Gobierno del Estado y el resto, de la Unión Ganadera Regional de Guanajuato.
Ambos están de acuerdo que el rastro es un fracaso y deliberan actualmente si lo venden o lo rentan.
El rastro fue inaugurado el 10 de enero de 2009 por el entonces titular de la Secretaría de Agricultura y Ganadería federal, Alberto Cárdenas, pero tuvo que cerrar sus puertas poco más de dos años después.
Se localiza en la carretera Silao-Irapuato, a la altura del Polígono Industrial Fipasi.
El edificio y el equipo se están deteriorando. Las fosas donde se iba a construir la planta de tratamiento se encuentran abandonadas. No tiene agua potable.
“Se cerró hace meses y nadie viene a ver qué pasa”, dijo uno de los vigilantes rodeado de una jauría de perros flacos.
El gobernador del Estado, Miguel Márquez Márquez, reveló que hace unas semanas tuvo una reunión con el presidente de la Unión Ganadera Regional de Guanajuato, Guillermo Reynoso Zavala, para buscar la forma de rescatar la inversión que se hizo en el lugar, transformado en un “elefante blanco”.
“Este problema lo estamos evaluando con la Secretaría de Desarrollo Agropecuario y Rural, la Secretaría de Desarrollo Económico, así como la Unión Ganadera Regional, para ver el destino de este rastro y el uso que debe de tener”, explicó el Mandatario.
Una de las alternativas era invitar a todos los rastros municipales de la región para que ahí sacrificaran, “pero no le quisieron entrar los alcaldes”, entre ellos los de Silao, Romita, Guanajuato, Irapuato y San Felipe, dijo Márquez.
“No hubo voluntad de las administraciones municipales y este rastro quedó subutilizado y estamos viendo otras opciones, como renta o compra para recuperar la inversión que se hizo”, subrayó el Gobernador.
Márquez señaló sin embargo que el rastro se construyó en base a un “capricho” de diputados y ganaderos y por ello fracasó el proyecto.
Prefiere el local
El presidente municipal de Silao, Enrique Benjamín Solís Arzola, dijo desconocer el estado del rastro y que mejor piensa invertir 1 millón de pesos en el rastro municipal para rehabilitarlo, a pesar de que se encuentra a unas cuadras del Centro de la ciudad.
“Rehabilitar el que tenemos es lo único que podemos hacer. El TIF no es de nosotros, ni lo conozco, y no puedo mandar en propiedad privada. Con el que tenemos cumplimos con las normas oficiales”.
Cuando se construyó el rastro TIF el Municipio se comprometió a asfaltar el camino, que a la fecha se encuentra en deplorables condiciones, todavía en terracería.
Descalifican proyecto
El presidente de la Asociación de Ganaderos de Registro de Guanajuato, Raúl Félix Aizcorbe, reconoció que el rastro de Silao fue un fracaso, a pesar de que se buscó la forma de rescatarlo.
“El proyecto fue un capricho de los ganaderos de la Unión Ganadera, una mala planeación, un proyecto hecho a lo pendejo. Teníamos un proyecto para renovarlo y ponerlo a funcionar pero no hubo voluntad política, pues los de la Unión quieren que funcionen como quieren ellos, no de acuerdo a la necesidad del mercado”, sostuvo categórico Azcorbe.
Lamentó también que sean ahora las asociaciones quienes carguen con los gastos y pérdidas.
La Asociación Ganadera de León tiene dos acciones en este rastro y su presidente, Rodolfo Ponce Ávila, señaló que ha sido un fracaso y se ha convertido en un elefante blanco.
Las causas, explicó, son que los introductores de ganado se niegan a sacrificar ahí porque rechazan ganado con clenbuterol, así como ganado de desecho.
También culpa del fracaso del proyecto a la mala administración del actual presidente de la Unión Ganadera, Guillermo Reynoso.
José Gutiérrez Michel, secretario de la Asociación Ganadera de León, señaló que anualmente esta agrupación aporta 1 millón de pesos a la Unión y que a cambio no reciben ningún beneficio.
Entre las opciones para reactivar el rastro TIF de Silao está la de negociar con la empresa agropecuaria Sanfandila, para vender 50% de las acciones, señalaron los ganaderos.
Mientras tanto, el rastro sigue deteriorándose y cada día será difícil rescatarlo.
Hubo temor a controles más duros
El presidente de la Unión Ganadera Regional, Guillermo Reynoso Zavala, manifestó que durante el tiempo que operó, el rastro tenía costos de operación por más de 300 mil pesos mensuales: con capacidad para sacrificar 750 reses por día, apenas alcanzó las 100.
Esfuerzos por mantenerlo no faltaron, incluso durante algunos meses se sacrificó ganado para la comunidad judía de México, animales que eran degollados. Pero ni así fue rentable.
“Se abrió con los mejores deseos de que los introductores y carniceros se acercaran, pero no tuvimos respuesta. Hay interés de particulares de tomar el control del rastro”, señaló Guillermo Reynoso.
Manifestó que el rastro regional era una opción para cerrar rastros municipales obsoletos, que están en la mancha urbana, como los de Silao y Guanajuato, que en 2011 fueron clausurados por sacrificar ganado con clenbuterol y además contaminar el medio ambiente.
“Tal vez los ganaderos e introductores tuvieron miedo de sacrificar en el TIF porque la calidad de la carne debe estar libre de clenbuterol. Prefirieron sacrificar en otros rastros donde se los permiten, por ello en agosto de 20011 bajamos el switch, a pesar de que logramos un punto de equilibro en los costos”.
Desmiente que sea un capricho
Mario Ernesto Dávila Aranda, quien fuera diputado y ahora es ganadero, reconoció que fue el principal impulsor del proyecto, pero descartó que se tratara de un capricho.
Recordó que el rastro se comenzó a construir durante la Administración de Juan Carlos Romero Hicks y se liberaron recursos para hacerlo con la autorización del Congreso.
“Fue un proyecto que surgió a petición de ganaderos. Solicitaron a Romero Hicks un rastro regional TIF, no había uno en todo el estado. Como diputado, en ese entonces, y como presidente de la Comisión de Ganadería, apoyé la petición y en diciembre de 2001 se aprobó un presupuesto inicial de 20 millones de pesos”.
Sin embargo, la construcción no se inició de inmediato, dado que el rastro TIF se lo disputaban León e Irapuato. Finalmente quedó en Silao.
Dávila dijo que el rastro fracasó debido a que no se permitió que ahí se sacrificara ganado engordado con clenbuterol, una sustancia prohibida que produce taquicardias en los consumidores.
“Eso le costó al rastro no tener usuarios. Se hizo el esfuerzo de mantenerlo, pero finalmente no se pudo y se cerraron las puertas”, señaló Dávila Aranda.
Los ganaderos
50 Asociaciones ganaderas
50 Mil ganaderos en Guanajuato
36 Millones aportados a la Unión en los últimos tres años