Andreas Lubitz, el copiloto de Germanwings que estrelló deliberadamente el Airbus A320 el pasado 24 de marzo en los Alpes con 150 personas a bordo, realizó también unas extrañas maniobras de descenso en el vuelo anterior entre Dusseldorf y Barcelona esa misma mañana.
En ese vuelo también se había quedado solo en la cabina durante unos minutos y puso el avión en descenso máximo en varias ocasiones, según el informe provisional dirigido por la Oficina de Investigación francesa.
El documento, de 30 páginas, señala que, a las 8 horas, 19 minutos y 59 segundos del día 24, en el vuelo Dusseldorf-Barcelona, “se registran ruidos que asemejan la apertura y cierre de la puerta de la cabina, que corresponden a cuando el comandante salió de la cabina”.
La aeronave estaba entonces a 37 mil pies de altura.
A las 8 horas, 20 minutos y 29 segundos, el centro de control de Burdeos solicita al avión que descienda a 35 mil pies, una orden que ejecuta el copiloto.
Sin embargo, 18 segundos después, el copiloto seleccionó una altitud de 100 pies, la mínima posible.
La mantuvo durante tres segundos y, a continuación, la elevó al máximo permitido, 49 mil pies, y luego la redujo a 35 mil.
De nuevo a las 8 horas, 22 minutos y 27 segundos, la altitud seleccionada por Lubitz volvió a ser de 100 pies. La cambió varias veces hasta situarla en 25 mil.
A las 8.24, se escucha la señal acústica accionada por el comandante para que le abra la puerta de acceso a la cabina.
A las 8h 24m 29s, se desbloquea la puerta y entra el comandante. Durante su ausencia, el copiloto seleccionó la altitud mínima en cinco ocasiones para rectificar después.
Ese vuelo había partido de Dusseldorf a las 7h, 01m y aterrizó en Barcelona a las 8h 57m.
El comandante no se percató de lo que había su segundo, opinan los investigadores, porque el avión había iniciado la maniobra de descenso y, pese a los cambios constantes en la altitud fijada, la aeronave no realizó ninguna brusca variación en su rumbo.
A la vista de las extrañas maniobras de Lubitz en ese trayecto, se puede deducir que, o bien estuvo ya tentado de estrellar el avión en ese momento y se arrepintió, o bien ensayó la manera de hacerlo para ejecutar su plan cuando volviera a quedarse solo. Eso es lo que ocurrió en el vuelo de regreso a Alemania, cuando impidió que el comandante regresara a la cabina.
La conclusión textual que figura en el informe provisional del equipo de investigación de accidentes aéreos coordinado por la Oficina francesa de Investigación confirma las hipótesis iniciales: “La información inicial revela que, durante la fase de crucero, el copiloto se encontraba solo en la cabina de mando.
Entonces, y de manera intencionada, modificó las instrucciones del piloto automático para hacer descender la aeronave hasta que impactase con el terreno. No abrió la puerta de la cabina de mando durante el descenso, a pesar de las solicitudes de acceso realizadas a través del teclado numérico, el interfono de cabina y las comunicaciones de radio”.

LICENCIA
Limitaciones

Los investigadores recuerdan que Lubitz, de 27 años, ya tuvo que interrumpir su entrenamiento como piloto de noviembre de 2008 a agosto de 2009 “por razones médicas”.

En abril de 2009 no le revalidaron su certificado médico correspondiente “debido a una depresión y a que tomada medicación para tratarla”.

En julio de ese año, sí le dieron el certificado, pero con el aviso: “Adviértanse las condiciones/restricciones especiales del permiso” para volar.

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