Los niños de Santa Elena no pueden jugar futbol en la cancha común, pues se encuentra bajo agua encharcada que despide un fétido olor que recorre toda la comunidad rural, debido a la falta de un drenaje adecuado.
Habitantes de la zona, desde inicios de julio de este año, reportaron la falla del drenaje, que debido a las malas instalaciones y la falta de un cárcamo, se ven afectadas, aunque no se presenten lluvias.
Los vecinos de la calle 18 de agosto denunciaron el olor fétido que llega a todas las viviendas debido a los encharcamientos de esta vialidad.
“En la mañana del domingo vino gente de Japami, incluso les ofrecimos de comer porque vinieron a sacar el agua, ponen hasta dos bombas, pero no funciona de nada, porque ya a las 4 o 5 de la tarde, ya está otra vez como al principio, todo encharcado”, comentó una de las vecinas.
La vialidad es una de las calles principales de la comunidad y se encharca desde la calle 10 de mayo hasta la avenida 16 de septiembre, a esta altura el olor se hace insoportable e incluso se encuentra una delgada nata verdosa en el agua que desde hace semanas permanece en el campo de fútbol.
Reparan habitantes alcantarilla
Desde el 4 de julio de este año, AM reportó las denuncias de los habitantes de Santa Elena de una de las alcantarillas que no tenía tapadera, representando un grave riesgo para los vecinos de la calle 18 de agosto.
Al no recibir respuesta de las autoridades, los vecinos se cooperaron para poder colocar la tapa de la alcantarilla, ya que una niña de menos de 3 años cayó al interior con la alcantarilla rebasada por agua, siendo salvada por otros niños.
“También se fue un señor de cabeza, está muy hondo porque el señor apenas alcanzó a salir, la criatura no se ahogó porque andaban otros niños y la rescataron. También se fue un coche al hoyo, porque con el agua que se sale, no se ve y uno de los niños que venía se golpeó la cabeza”, reportó una de las vecinas.
Los habitantes de Santa Elena atribuyen a la cantidad de agua que brota de las alcantarillas a la cantidad de agua que pasa por el río Lerma, que se ha llenado por los desfogues de presas en el Estado y que, al no tener capacidad el drenaje, sale a las vialidades.