Yanis Varoufakis, el ex Ministro de Finanzas griego, continúa en la escena política y en la boca de todos.

Por un lado se le critica por lo que publica en su blog y, por el otro, por su peculiar estilo de vestir.

Cualquier gesto de Varoufakis corre como la pólvora a través de las redes sociales y origina miles de comentarios.

El viernes pasado su camisa llamó la atención de los medios, las redes sociales e incluso hizo que el Primer Ministro del país, Alexis Tsipras, se refiriera a la prenda en su discurso.

“El señor Varoufakis ha podido cometer errores, como todos nosotros. Si quiere, se le puede culpar por sus comentarios, por sus planes políticos, por su mal gusto en las camisas, o por sus vacaciones en la isla de Egina”, afirmó Tsipras, según publicó Bloomberg.

“Pero no se le puede acusar de robar el dinero del pueblo griego o tener un plan encubierto para llevar a Grecia al precipicio”, añadió.

La camisa de Varoufakis fue objeto de bromas en las redes sociales, especialmente en el Twitter griego.

Los memes no se hicieron esperar: Varoufakis se volvió compañero de viaje de Johnny Depp y Benicio del Toro en “Pánico y locura en Las Vegas”, le compararon con una cortina de baño e incluso un usuario escribió que era viernes y esa camisa hablaba por todos.

Varios tuiteros se preguntaban si Varoufakis tenía un plan para sacar esa camisa de su guardarropa.

Pero esta no es la primera vez que el ex Ministro recibe críticas por su vestimenta.

La noche en la que Varoufakis compareció para valorar la victoria del “No” en el referendo, salió a hablar con los reporteros nacionales e internacionales en camiseta de algodón de manga corta.

No obstante, los ciudadanos europeos llevan meses observando la vestimenta que utiliza para hacer política.

Sin corbata y con la camisa por fuera del pantalón, Varoufakis lanzó un mensaje nítido y desafiante desde un principio.

Se dijo de él que le gusta la ropa informal pero eso sí, cara.

Por ejemplo, en febrero de este año, al reunirse con George Osborne, el Ministro de Economía inglés, Varoufakis usó un look poco propio, según analistas y medios para el lugar y el momento.

Lucía un pantalón negro, botas y camisa azul eléctrico; sin corbata, por supuesto.

Llevaba un abrigo que según un medio británico, es de los que Putin se pondría para ir a cazar osos, pero eso sí era un Barbour.

Y, por si fuera poco, un portavoz de la Canciller Angela Merkel dijo que el Gobierno alemán nunca juzga a sus interlocutores por la ropa que llevan, ya sea una corbata, una chamarra de cuero o clásica.

“Nos da igual la ropa que lleven. Lo único que esperamos del Gobierno griego es que nos presenten un estrategia económica y financiera”.

En ese mismo mes, en un encuentro con Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional, los estilos se cambiaron.

Ella llevaba una chamarra de cuero y él una bufanda de la marca Burberry.

Un símbolo poco proletario, según escribieron varios tuiteros.

El hecho es que nunca se había hablado tanto de la imagen de un político.

Ese terreno estaba reservado para criticar a las mujeres que se atrevían con una indumentaria más rompedora que la del consabido traje al estilo de la Canciller Angela Merkel.

Varoufakis ha marcado tendencia en muchos sentidos: en la forma de vestir, de escribir y en la de hacer política.

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