Los vientos y lluvias de la tormenta Erika derrumbaron el viernes algunos árboles y postes telefónicos de República Dominicana, donde las autoridades suspendieron las actividades laborales y declararon alerta máxima en todo el país por el paso del fenómeno atmosférico.
“Estamos tan acostumbrados a que se inunde, que hay que prepararnos”, decía Geovanny Batista, un ama de casa del empobrecido barrio dominicano La Ciénaga, mientras quitaba la basura de la cañada que pasa junto a su casa para evitar el estancamiento de agua.
Además de retirar la basura, la mujer había comprado agua, arroz y algunos alimentos básicos para permanecer con sus tres hijos en su vivienda de techo de zinc durante el paso de la tormenta. “Eso es lo que podemos hacer los pobres”. En varios supermercados de Santo Domingo, personas compraban víveres para estar abastecidos ante una eventual emergencia.
En el barrio marginal La Ciénaga, en Santo Domingo, decenas de familias viven en improvisadas casas de madera y zinc a la orilla del río Ozama, cuyas aguas inundan con frecuencia las viviendas durante la temporada de lluvias.
En caso de que el río crezca repentinamente, “la escuela está ahí, por si se presenta alguna emergencia”, recordó Batista en referencia a que el centro escolar puede servir como refugio.
Debido al paso de la tormenta, las autoridades educativas suspendieron las clases en todo el país.
La tormenta se ha desplazado durante todo el viernes al sur de la costa meridional dominicana, provocando precipitaciones y fuertes vientos en las localidades costeras, incluida la capital, donde algunos árboles y postes de energía eléctrica se derrumbaron.
Se espera que el centro de la tormenta ingresa a territorio dominicano la tarde del viernes por la provincia de Azua, 125 kilómetros al oeste de la capital.
“El mayor peligro es la gran cantidad de lluvias”, consideró Gloria Ceballos, directora de la oficina dominicana de meteorología.
Las lluvias “serán un paliativo de la sequía que ha afectado al país, pero no va a ser una solución definitiva”, aclaró Ceballos.
Rafael de Luna, director de la defensa civil, exhortó a la población que vive en las riberas de los ríos y en áreas de alto riesgo a buscar refugio en zonas más altas, en casa de familias o conocidos, ante posibles inundaciones.
De Lunas adelantó en conferencia de prensa que socorristas y autoridades provinciales habían evacuado de forma preventiva a cientos de personas que habitan en las zonas más peligrosas, pero carecía de datos precisos.
Las aerolíneas Cubana de Aviación y Spirit cancelaron los vuelos que tenían previsto para el viernes desde el aeropuerto de Santo Domingo.
Rescatistas de la isla de Dominica, en el este del Caribe, continuaban el viernes la búsqueda de personas heridas y de desaparecidos durante el paso de la tormenta el jueves, que dejó cuatro muertos, lluvias de hasta 38 centímetros y provocó deslizamientos de tierra y el colapso de algunos puentes.
Un hombre y dos niños murieron cuando el lodo penetró en su vivienda en el sureste de Dominica, mientras que el cuerpo de otro hombre fue hallado en su casa afectada por un deslizamiento de tierra, dijo el jefe de la policía Daniel Carbon.
La cuenta total de víctimas mortales en Dominica se incrementará, insistió Carbon, pero advirtió que “tomará un par de días recuperar los cuerpos”.
Claude Weekes, asistente del superintendente de la policía, indició que las autoridades aún no han podido llegar a las zonas montañosas debido a los daños en vías y puentes. “Ha sido realmente devastador”, consideró el oficial.
Roosevelt Skerrit, primer ministro de Dominica, llamó a la población a ayuda a limpiar las calles donde cayeron árboles y lodo.
En Puerto Rico, las lluvias afectaron principalmente al sur de la isla y provocaron apagones de energía eléctrica que afectaron a unas 200.000 personas.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *