Observar las nubes, seguir hormigas o simplemente aburrirse ya no son cosas de niños.
Ahora, la hiperconectividad y las nuevas tecnologías absorben el tiempo de aburrimiento necesario para que los niños piensen y relajen su cerebro, coinciden expertos en psicología infantil.
Los menores, ante la falta de momentos libres, están experimentando estrés a edades cada vez más cortas, alertó el psicólogo Javier Alberto Falcón Morales.
“¡Ay, doctor, si usted supiera qué difícil es la vida!”, cita el especialista a una paciente de 10 años de edad.
Actualmente se ofrece tratamiento a 390 pacientes, de los cuales 145 son niños entre 2 y 14 años con diagnósticos de ansiedad, estrés y depresión.
“Antes, la mayor parte de los niños, en condición socioeconómica mediana, no mostraban tensión o estrés”, dice Falcón Morales. “Se caracterizaba la infancia como una etapa de jugar, de estar tranquilo de cero compromisos, pero ya no es así”.
Ante el incremento de pacientes menores de edad, especialistas analizan el contexto que está provocando el estrés en los pequeños y emiten algunas recomendaciones.
LES FALTA ‘DOWN TIME’
Un tiempo para liberar la mente es el down time o tiempo de baja actividad, momento en el que el cerebro realiza ciertas actividades de mantenimiento o reparación, explica Falcón Morales.
“Una cosa es el sleep time, tiempo de sueño, ahí el cerebro hace material, pero también necesita con el cerebro despierto en down time”.
La falta de down time también es una consecuencia de una rutina académica que exige al menor conocimiento de idiomas, habilidades tecnológicas y sobrepone la competitividad entre los menores, coincide David Rico Suardíaz, doctor en Psicología Evolutiva por la Universidad Complutense de Madrid y coordinador del Centro Deletrea.
Otro factor es que parte del tiempo libre lo destinan a navegar en la web, participar en redes sociales y utilizar aplicaciones móviles.
“Da la sensación de que los jóvenes hoy en día no tienen tiempo para aburrirse y a veces el aburrirse puede llegar a ser bueno hasta un punto para apreciar lo que es estar en un momento divertido”, expresa Rico Suardíaz.
“En el fondo, aburrirse es la introspección. Es dejar momentos para cada uno analizarse, para pensar a cerca de lo que ocurre”.
CEREBRO Y ANGUSTIA
Al llegar el menor a terapia, la mayoría muestra dos tipos de conductas: agresiva y desadaptativa.
“El niño siente un malestar emocional, pero como es niño no entiende lo que está pasando y se desespera o se pone irritable”, especifica Falcón Morales. “Entonces es más difícil para que los padres y maestros detecten que los corajes y agresiones son por depresión o estrés”.
Estas conductas son respuestas fisiológicas o cognitivas provocadas por estresores, detalla Rico Suardíaz.
Los estresores son situaciones del contexto que provocan desadaptación en los menores, por ejemplo: divorcio de los padres o violencia escolar.
Sin embargo, el estrés no son los estresores, sino cómo el menor responde a estas situaciones de tensión, explica el especialista, basándose en el modelo transaccional expuesto por los psicólogos Richard Lazarus y Folckman.
Ellos plantean que el estrés es el análisis del individuo sobre las herramientas que se tienen para enfrentar las demandas del contexto.
“En el fondo, la clave no está en los estresores, ni en la respuesta que me generan, sino en qué herramientas tengo yo para enfrentar las demandas”, detalla Rico Suardíaz.
“Lo ideal es fortalecer al individuo para que tenga las herramientas necesarias y pueda luchar contra cualquier factor de estrés o estresor”.
¿Y CÓMO SE CONTROLA?
El primer recurso para que un menor se enfrente a las demandas del entorno es el apoyo social, detalla Rico Suardíaz. Otro recurso es ayudar al menor a que detecte sólo los objetivos que podrá cumplir.
“Hay que establecer pocos objetivos, pero bien definidos”, recomienda.
Para Falcón Morales, las instituciones educativas también deben educar el control de emociones.
“La enseñanza en las escuelas debería abarcar también aspectos emocionales, sentimentales de cómo conocerse, manejarse y desarrollar habilidades”, dice el especialista.
Señales de alerta
Síntomas del estrés en niños:
– Agresividad
– Falta de atención y concentración
– Baja en el rendimiento escolar
– Baja en la memoria
– Muestra poco ánimo y energía
Irritabilidad
NUMERALIA
90% Cuando el estrés infantil es por conflictos familiares.
1,800 Consultas de 390 pacientes, menores y adultos, por mes.
145 de los 390 pacientes son niños de 2 a 14 años.
20 de 100 pacientes acuden por depresión desencadenada por estrés.