Eran las 12 del día de ayer y la Catedral de la ciudad lucía como un domingo, los feligreses dejaron por un momento sus actividades laborales y domésticas para acudir a la acostumbrada misa por la celebración del 281 aniversario de la Virgen de la Luz.
Caminaba por el pasillo central de la Catedral el Obispo auxiliar Juan Frausto Pallares, mientras los fieles lo recibían con una gran sonrisa y cálidos aplausos, los que agradeció asintiendo con su cabeza.
Ansiosos de escuchar las palabras del Obispo auxiliar, los parroquianos presentes escucharon atentos la misa. Durante la celebración del aniversario de la Virgen hubo quienes entraron con mucha fe a persignarse para regresar a sus actividades, como fue el caso de la señora María Trinidad Olvera, quien acudió al llamando de las campanas para agradecerle a la Virgen todo lo bueno que le ha dado en su vida.
“Escuché las campanas y supe que era por nuestra Virgencita, nada más entré a darle gracias por todo lo bueno que me ha dado en la vida, y me voy a mis actividades, me encantaría tanto quedarme, pero tengo que retirarme”.
El Obispo auxiliar Juan Frausto Pallares, entre las palabras que dirigió a los fieles católicos, provocaron que más de alguno se viera reflexivo.
“La fiesta de la visitación es motivación a ser humilde, a no quedarnos encerrados, salir de nuestro orgullo, miedos y temores; que la madre santísima nos alcance y nos haga más generosos en el ejercicio de la claridad”, dijo el Obispo auxiliar.
Uno de los presentes, quien prefirió reservar su identidad, platicó que de escuchar las palabras del representante de Dios, le ayuda a pensar más en su vida y reflexionar los errores que ha cometido.
“Son tan reflexivas las palabras del Obispo, me ayudan a pensar en lo bueno y lo malo que he hecho en vida, a solucionar lo malo, soy un católico que busca la paz”.
La misa culminó alrededor de la una de la tarde, con la tradicional despedida, los presentes salieron contentos y satisfechos de haber presenciado la misa a la Virgen de La Luz.
“Es lo máximo venir a celebra a nuestra madre santísima, es una bendición poder platicar a través del rezo con ella, con Dios nuestro señor, esto no es de cada año, soy de cada semana, por lo menos, aquí me puedo desahogar y dar gracias por la vida que tengo”, dijo José Morales.

Atribuyen éxito a su fe

Benito Rodríguez, mejor conocido como ‘El Laborcita’ por sus compañeros del Mercado La Luz, hace 22 años limpiaba pisos y trasladaba mercancías; ahora tiene seis locales en donde vende pedacería de piel; sus tres empleados creen que su éxito se debe a la fe que le tiene a la Virgen de la Luz.
“Llegué del rancho al mercado, hace como veintidós años, mi tía Herlinda me consiguió trabajo con los chinos y ahí empecé con ellos, luego seguí de ‘zorra’ (limpiar pisos) y como aprendiz. Ya después le atoré de diablero y empecé a crecer, me amarraba la tripa, dejé de tomar poco a poco, me gustaba el vicio y me empecé a encomendar a la Virgen y sí me ha ayudado”, platicó Benito.
‘El Laborcita’, a quien le apodan así por nacer en la localidad del mismo nombre, tardó entre cinco y seis años para hacerse de su primer local hace trece años. De él dependen sus seis hijos, “ya le tengo un negocio a cada quien”, aseguró Benito.
En agradecimiento, cada que es el día de la Virgen le lleva sus ramos de flores y asegura que realiza buenas obras para dar gracias a ‘su patrona’ como llama a la Virgen. ‘El Laborcita’ también ayuda a jóvenes a que se rehabiliten de la drogadicción.
“También voy cada año a visitarla (a la Virgen de la Luz) al Santuario de Atotonilco, Guanajuato, voy a un encierro que dura una semana y le pongo sus veladoras”.
Benito bromea sobre su buena suerte, dice que algunos compañeros le echan carrilla y que le van a prender una veladora para que les vaya tan bien como le ha ido a él.

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