Aún tembloroso por los nervios experimentados durante casi 100 angustiantes minutos, Guillermo Vázquez se despojó del rostro de piedra en cuanto escuchó el silbatazo final del silbante Roberto García. Su efusiva celebración resultó inmejorable muestra de lo padecido por el líder en la serie con el Veracruz.
Victoria apretada (1-0, 1-1 global) que instaló a los Pumas en semifinales por primera vez en cuatro años y medio. Lo hicieron con orden, fortuna y hasta un empujón del cuerpo arbitral.
Eso explicó la cólera de Carlos Reinoso y el desazón irradiado por sus jugadores. Casi todos se tendieron en el hirviente césped del estadio Olímpico Universitario, mientras lágrimas de sangre les recorrían las mejillas.
El apenas perceptible fuera de juego de Fidel Martínez en el tanto que marcó diferencia (8’), así como los innumerables yerros de los jueces les rompieron el corazón.
Los de sangre auriazul tampoco la pasaron bien. Cuando el “Neymar Ecuatoriano” empujó aquel servicio de Ismael Sosa, imaginaron otra plácida tarde en CU. Se equivocaron. Los siete minutos agregados por García Orozco fueron dramáticos, típicos de una Liguilla… Y los problemas que el puntero suele pasar ante el último clasificado.
El arbitraje fue protagónico, no señaló un penal por bando y se guardó por lo menos tres tarjetas rojas. La gran fase regular de Pumas los tiene en la antesala de la final.
Pumas pasa con puro susto
El líder Pumas pasa a semifinal con polémica arbitral, Veracruz se cansó de fallar