El papa Francisco publicó el viernes su primera encíclica, una meditación sobre la fe que resulta única porque fue escrita en su mayor parte por alguien más: su predecesor Benedicto XVI.
La mano de Benedicto XVI es clara a lo largo de los primeros tres capítulos de “Lumen Fidei” (La luz de la fe), con su característico estilo teológico, sus inquietudes y sus claros puntos de referencia.
Las prioridades de Francisco se hacen evidentes en el último capítulo, donde el jesuita argentino insiste en el papel de la fe como medio para servir al bien común y para dar esperanza a aquellos que sufren.
Francisco reconoció en la nueva encíclica que él simplemente agregó “unas cuantas contribuciones propias” para “afinar” el borrador que Benedicto XVI dejó inconcluso cuando se retiró. Juntos, ambos pontífices desarrollaron la última parte del trío de encíclicas concebidas por Benedicto XVI sobre las tres virtudes teológicas cristianas: la caridad, la esperanza y la fe.

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