Para Bernarda de Lourdes Torres hace cinco años su vida cambió al quedarse ciega a causa de la diabetes.
Con 47 años, hoy estudia Medicina Alternativa en la Biblioteca Central Estatal de León, y acude ahí también para practicar el sistema Braille.
Fue muy difícil para ella perder la vista pero, asegura, gracias a la ayuda de sus compañeros y las ganas de aprender va por buen camino.
“Tengo dos años con ceguera total y sí me he enfrentado a muchos obstáculos, en el camión, en la misma calle… hay muy mala información y hay muy poca difusión”, dijo.
A nivel estatal, según cifras del Instituto Guanajuatense para las Personas con Discapacidad, 81 mil 566 padecen una discapacidad visual.
Para ellos una de las cosas más difíciles es transitar por las calles, aseguran que cada paso que avanzan es un peligro.
“Diario nos enfrentamos a varios obstáculos, tan sólo para llegar aquí (a la Biblioteca Central) el semáforo del López Mateos no tiene auditivo y el semáforo auditivo de la Calzada de los Héroes dura siete segundos, apenas cruzamos y estamos a media calle y tenemos que esquivar los coches que avanzan”, explicó Bernarda de Lourdes.
A Hilario Villa la discapacidad le llegó hace unos meses, también por una enfermedad.
“Me operaron del ojo izquierdo pero a final de cuentas perdí la vista, yo tengo meses sin ver, pero para mí acudir a la escuela de la biblioteca ha sido fundamental, pues estoy aprendiendo a utilizar una herramienta vital para nosotros que es el bastón”, dijo.
Aparte de esquivar coladeras, semáforos, postes, personas y muros otra de las cosas más difíciles es la discriminación, la indiferencia y la integración a un grupo laboral.
María Isabel Jimenez Padilla también tiene debilidad visual, pero eso no ha sido impedimento para lograr sus sueños y estudios, actualmente trabaja como encargada de la Sala Braille en la biblioteca, además estudia una maestría en Administración Educativa.

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