Un día laboral exitoso depende de la eficiencia, la creatividad y la capacidad para resolver problemas, pero en el camino del éxito, el estrés, los pendientes y la ansiedad pueden jugar en contra, por eso es útil saber cómo funciona el cerebro y qué podemos hacer para que sea más eficiente.
Estanislao Bachrach, profesor de biotecnología e innovación en la Universidad Torcuato Di Tella de Buenos Aires, explica que el córtex prefrontal del cerebro es el que entra en acción cuando se trabaja.
“El córtex prefrontal es la parte anterior de los lóbulos frontales del cerebro y algunas de sus funciones son supervisar, dirigir, comprender, memorizar, recordar, manejar el tiempo, planificar, organizar, guiar, lograr concentración y controlar los impulsos”, comenta el especialista, quien estuvo de visita en México para participar en un encuentro organizado por la Asociación Mexicana de Agencias de Publicidad.
El también codirector del programa Entrepreneurship y Competitividad en América Latina de la Columbia Business School, detalla que el córtex prefrontal trabaja en una cosa a la vez, por lo tanto, cuando una persona intenta hacer muchas cosas al mismo tiempo, suele equivocarse, trabajar más lentamente y repetir las actividades.
La explicación de esto, completa Eduardo Calixto, neurofisiólogo del Instituto Nacional de Psiquiatría, es que “la corteza prefrontal está tan especializada para jerarquizar la toma de decisiones, para memorizar y para poder establecer un cerebro adaptado a las respuestas concretas, que si entran dos estímulos al mismo tiempo, prácticamente se anula al segundo, nosotros estamos preparados para dar respuesta al primer estímulo”.
El jefe del Laboratorio de Neurobiología del Instituto, aconseja para ser más eficientes jerarquizar las necesidades, lo cual aplica en todos los procesos de la vida diaria.
“Hacer dos cosas sería caótico para el cerebro, por eso precisamente evita el conflicto de tener que establecer dos respuestas al mismo tiempo; siempre va a atender a la primera que llega o en su defecto al estímulo más fuerte, por eso es bueno jerarquizar prioridades o tareas y si se van a dar dos o tres estímulos consecutivos que exista un periodo de espacio entre ellos”, sugiere.
Y cuando se enferma…
El caos de tratar de resolver varias cosas al mismo tiempo, no sólo conflictúa al cerebro, sino también enferma al cuerpo; los riesgos para la salud inherentes al trabajo, hasta hace poco eran sólo de carácter físico, químico o ambiental, pero ahora se han sumado afecciones psicosociales.
Elisa Ansoleaga, especialista en salud pública de la Universidad Diego Portales de Chile detalla que aluden a un conjunto de características de la organización y de las condiciones de trabajo que tienen efectos negativos en la salud, en particular, en el sistema cardiovascular, el sistema músculo esquelético y la salud mental.
“El mecanismo por el cual los factores de la organización del trabajo y las condiciones del trabajo se vinculan con estos resultados negativos en la salud es lo que todos conocemos como el estrés negativo o distrés, es decir, personas que son sometidas por tiempo prolongado a demandas que son incapaces de resolver ya sea porque no tienen los recursos o las capacidades”, explica la investigadora, quien participó en el encuentro “El Impacto del Trabajo en la Salud Mental”, convocado por la Organización Panamericana de la Salud y realizado en la UAM Xochimilco.
Las condiciones que pueden influir en la generación de tensión, que a la larga desencadena en enfermedades de los trabajadores, señala, son la demanda psicológica que alude al ritmo y la intensidad de trabajo, la latitud decisional –que implica la capacidad del trabajador de controlar cómo hace su trabajo– y el soporte social.
“En la medida en que los trabajadores están expuestos a altas demandas psicológicas combinadas con bajo control sobre su trabajo van a experimentar tensión y esa tensión prolongada a lo largo del tiempo va a generar efectos negativos en la salud.
“Sin embargo, el soporte social de alguna manera es un moderador de la tensión, una persona expuesta a una situación de trabajo muy estresante pero que tiene un buen soporte social de sus colegas y de sus superiores para hacer el trabajo va a disminuir su probabilidad de tener efectos negativos en la salud”, detalla.
Otro factor importante que pone en riesgo la salud mental del trabajador, agrega Ansoleaga, es el hecho de que no exista reconocimiento y posibilidades de crecimiento.
“En la medida en que la persona percibe un desbalance entre cuánto invierte, cuánto se esfuerza por realizar su trabajo y las recompensas que recibe, este desbalance va a generar una tensión que va a derivar en procesos de estrés, que es el precursor de las patologías mentales”, comenta.
Si se dejan avanzar
El estrés y la tensión en el trabajo pueden crecer y desencadenar problemas como:
Fase 1
El trabajador experimenta señales de alerta que lo hacen adoptar hábitos en respuesta a situaciones de estrés, como aumentar el consumo de drogas lícitas e ilícitas (tabaco, alcohol o mariguana), problemas de sueño y de alimentación.
Fase 2
Entra a una situación de patologías reversibles: aumentan las consultas médicas, aparecen enfermedades psicosomáticas, problemas de hipertensión arterial, síndrome de ansiedad generalizada, problemas músculo esqueléticos o lesiones por esfuerzos repetitivos.
Fase 3
Aparecen patologías más graves e incluso irreversibles, como depresión mayor, problemas cardiovasculares, tentativas de suicidio y suicidios.
Para revertirlo
Susana Martínez Alcántara, especialista en medicina social y profesora en la UAM-Xochimilco sugiere:
Tener varias pausas en el día para descansar.
Rotación de puestos.
Combinar tareas que impliquen actividad física pero también mental o viceversa.
Hacer efectivos los periodos de descanso, desconectarse realmente del trabajo.
Reorganización de los procesos productivos en aquellas condiciones que se evidencia que provocan fatiga y otros daños a la salud de los trabajadores.
Establecer horarios razonables de trabajo.