Aunque los volúmenes de esta casa parecen haber sido acomodados uno sobre otro sin mucho cuidado, como por un niño jugando con bloques, la estructura aparentemente sencilla del arquitecto Alonso de Garay supera un lúdico entretenimiento infantil.
“Lo más complicado fue resolver la geometría del terreno que tiene poco frente y poco fondo, y se logró a través del diseño”, explicó De Garay.
Prueba de ello son los tres planos en diferentes posiciones que se aprecian en la fachada trasera de la residencia, en los cuales predomina la transparencia del vidrio, a pesar del uso de concreto aparente para los niveles superiores.
Precisamente debido al extenso uso del material cristalino se incluyeron marimbas de madera en el domo que cubre tres lados de los espacios públicos, pues con ellas se reduce la incidencia solar directa sin impedir la entrada de iluminación natural.
“La casa está diseñada para aprovechar la mayor cantidad de luz durante el día”, apuntó el artífice sobre la propuesta, que presume, además de ventanales de piso a techo, varios tragaluces.
“Se diseñó un gran domo abierto al sur en la escalera principal, que funciona como una columna vertebral que da calor hacia el interior”, agrega.

Movimiento en diagonal
La totalidad de las áreas públicas y privadas que componen esta vivienda se acomodaron en cinco medios niveles, lo que resulta en una edificación cuya alzada es de 10.5 metros, si se incluye el espacio subterráneo.
“El objetivo fue eficientar las alturas permitidas por el condominio”, señaló el creativo.
“El vestíbulo alberga el módulo de circulación vertical, unas escaleras ligeras de acero y madera que conectan con los niveles superiores”.
La utilización de tramos de escalones como principal elemento de separación entre las distintas zonas de la casa conceden amplitud a los espacios interiores, pues permiten que el comedor sea visible desde la sala de televisión, ubicada medio nivel más abajo.
La ausencia de barreras físicas visibles se aprecia también en las puertas corredizas transparentes de la planta baja, las cuales unen la estancia con una terraza y el jardín y, gracias a esto, exterior e interior alcanzan una mayor integración.
“La intención fue que luciera la triple altura de la sala, que se pensó para optimizar las vistas; se quiere que el bosque entre a la casa para poder ver las copas de los árboles”, explica.
Las texturas de la marimba de madera se entremezclan con las de la naturaleza que se aprecia a través del cristal, así como con la del tabique aparente, que se realizó de manera artesanal para evitar las juntas y obtener una superficie enduelada.

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