Lo que parecía un viaje tranquilo para asistir al funeral de su madrastra en su natal Burundi, se convirtió para Noela Rukundo en un calvario cuando fue secuestrada por órdenes de su esposo.
La mujer iba a ser asesinada pero fue perdonada por los sicarios que llevarían a cabo la ejecución. Noela apareció varios días después en su casa en Melbourne, Australia, ante la mirada atónita de su marido.
Rukundo había asistido al funeral de su madrastra, luego de éste había decidido descansar en su cuarto de hotel, pero por sugerencia de su esposo Balenga Kalala, salió a caminar por las calles de Buyumbra.
En su caminata fue interceptada y amenazada por un grupo de sicarios que la subieron a un auto y se la llevaron.
“Me llevaron a alguna parte, durante unos 30 o 40 minutos, y entonces escuché cómo el coche se detuvo”, declaró Noela a la BBC
Dentro de un edificio la ataron a una silla.
Cuando el jefe del grupo llegó le preguntaron sobre qué le había hecho a ese hombre, ella en total desconocimiento aseguró no tener problemas con nadie.
“’Tu marido’, me dijeron. Y yo respondí: ‘¡Mi marido no puede matarme! ¡Me estáis mintiendo!’ Y entonces me abofetearon”, relata la mujer.
Luego el líder de los sicarios hizo una llamada usando el altavoz para que Noela pudiera escuchar la voz de su esposo, quien dio órdenes de matarla.
“Escuché su voz. Era él. Sentí que mi cabeza iba a explotar”.
Al término de la llamada con Kalala, los delincuentes le dijeron a Noella que no iban a matar, pues ellos no mataban mujeres o niños.
“Me dijo que había sido estúpida porque mi marido les había pagado el depósito en noviembre. Y yo llegué a África en enero. ‘¿Cómo pudiste ser tan estúpida de no darte cuenta de que algo iba mal?’, me dijo”, publicó la BBC.
Luego de dos días de cautiverio la mujer fue liberada, no sin antes ser advertidad que tenía que salir pronto de Burundi, ya que probablemente había otros grupos que sí estarían dispuestos a terminar con su vida.
Los sicarios entregaron a Noela una tarjeta de memoria con las conversaciones donde Kalala discutía el asesinato.
La mujer regresó a Australia con la ayuda del pastor de su iglesia, quien le explicó que su esposo se había encargado de informar que ella había muerto en un trágico accidente.
“Eran cerca de las 7:30 de la tarde. Él estaba en frente de la casa. La gente había estado dentro con él, de luto, y estaba acompañando a un grupo hacia el auto”.
Cuando el auto se alejó, Noela apareció frente a su esposo, ante la incredulidad de éste ella dijo: “¡Sorpresa, sigo viva!”.
Con las pruebas en mano Rukundo denunció a su marido, quien más tarde confesó su plan.
Balenga Kalala fue sentenciado el pasado mes de diciembre a nueve años de prisión por intento de asesinato.
Noela explicó que ve un futuro difícil para ella y sus ocho hijos. “Cada noche, escucho su voz diciendo: ¡Matenla! ¡Matenla!”. A pesar de eso está dispuesta a comenzar una nueva vida.
Con información de la BBC.