La prisión de Bastoy bien podría pasar como un centro de vacaciones, y probablemente no todos ellos tienen tantas actividades recreativas como las tiene esta cárcel ubicada en la isla que lleva el mismo nombre en Noruega.

El centro penitenciario ofrece oportunidades únicas a los presos como tomar el sol en la playa, jugar tenis, pasear a caballo e incluso ir de pesca.

Los reclusos en Bastoy no se encuentran en celdas, sino en cabañas en las cuales cada interno tiene su habitación y son dueños de la llave de éste.

Los más de 100 reos que se encuentran en el lugar son criminales peligrosos que cumplen alguna condena por homicidio, violación, tráfico de droga, etc. A pesar de esto la seguridad en la prisión es mínima, no hay torres de vigilancia ni tampoco guardias armados.

Bastoy lleva a cabo un modelo de cárcel que trata de cambiar a las personas para su exitosa reinserción en la sociedad. “¿Qué hay de malo si hemos creado un campamento para delincuentes? Deberíamos tratar de reducir el riesgo de reincidencia, porque si no, ¿qué sentido tiene el castigo, excepto favorecer el lado más primitivo del ser humano?”, declaró Arne Kvernvik Nilsen, ahora ex gobernador de la prisión y psicólogo, a CNN hace algunos años.

Según Tom Eberhardt, actual director, el modelo de Bastoy ha funcionado hasta el momento teniendo una baja reincidencia en delitos por parte de sus habitantes, la cual representa la más baja de todas las prisiones en Noruega.

“Si tratas a la gente con una evidente falta de respeto año tras año durante toda su condena, esperar que se comporten bien al salir es como creer en Santa Claus”, aseguró Eberhardt.

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