Con la proverbial mesura del científico, el geofísico mexicano Jaime Urrutia Fucugauchi se limita a decir que está “contento y con curiosidad por ver cómo marcha todo”. 

Pero el proyecto que coordina en México remite a uno de los acontecimientos más desmesurados de la Historia de la Tierra, de la Prehistoria del Hombre: la caída del asteroide que aniquiló a los dinosaurios. La violencia del impacto ha sido comparada con la de mil millones de bombas atómicas.

A principios de abril comenzó la perforación del lecho del Golfo de México en una plataforma similar a la de los ingenios petroleros instalada 30 kilómetros mar adentro. Es la primera vez que se investiga el área marina del cráter Chicxulub, el boquete de 180 kilómetros de diámetro provocado hace 66 millones de años por el impacto y que a lo largo de miles de años fue quedando sedimentado, más o menos una mitad bajo el agua y otra bajo la superficie continental.

El área terrestre ha sido analizada durante las últimas tres décadas. La submarina no, por el esfuerzo técnico y financiero que acarreaba. Ahora un proyecto del Consorcio Europeo para la Perforación Oceánica (ECORD en sus siglas en inglés) está franqueando esa barrera. 

Con 10 millones de dólares de presupuesto y un equipo interdisciplinar liderado por la Universidad de Austin (Texas), el Imperial College de Londres y la Universidad Nacional Autónoma de México, algunos de los secretos submarinos de Chicxulub podrán salir por fin a la luz.

En sólo cinco días de perforación, se habían taladrado 450 metros bajo la superficie marítima. 

“Va más rápido de lo esperado”, dice el profesor Urrutia. Antes de que acabe la semana se habrá superado el corte clave de los 500 metros. A partir de esa cota los científicos empezarán a extraer muestras de roca para analizar. En dos meses horadarán un kilómetro y medio, contando este primer medio kilómetro, y recabarán restos de minerales, trazas genéticas y microfósiles para tratar de esclarecer tres cuestiones fundamentales:

1. Cómo se forman los anillos de picos, estructura característica de los cráteres, después del impacto de un asteroide o de un cometa.

2. Qué clase de actividad hidrotérmica se generó en el cráter después del cataclismo y cuáles fueron las condiciones para el regreso de la vida microbiológica.

3. Cuánto tardó el océano en recuperar su estado normal.

El golpe del asteroide marcó el fin del periodo Cretácico. Las pesquisas deberían aportar nuevos elementos de comprensión sobre ese cierre geológico y sobre el paso del Paleoceno al Eoceno, ocurrido hace 55 millones de años y en el que hubo un calentamiento global de unos dos grados que tuvo que ver con la desaparición de las grandes aves (“como avestruces gigantes carnívoras”, ilustra Urrutia) y la llegada del tiempo de los mamíferos, que se extiende hasta hoy.

A bordo de la plataforma habrá distintas clases de técnicos (por ejemplo, perforadores) y media docena de científicos que contarán con laboratorios de geoquímica, de propiedades físicas y de microorganismos, entre otros. Pasados los dos meses de trabajo en el mar, se prevé que en septiembre se haga una primera reunión general de evaluación científica. De ahí irán saliendo los detalles; tal vez alguno imprevisto: “Llevamos 30 años analizando el cráter y siempre aparecen nuevas preguntas”, comenta el profesor Urrutia.

Mientras tanto otros pedruscos circulan por el Universo, pero la NASA y la Agencia Espacial Europea los vigilan. El organismo americano ha detectado unos 12 mil objetos amenazantes, mil 500 con teóricos riesgos potenciales, si bien en la práctica no se espera que ningún asteroide o meteorito nos borre de la faz de la Tierra. 

PARTICIPAN EN PROYECTO

  Universidad de Austin

  Imperial College de Londres 

  Universidad Nacional Autónoma de México

  Coordina el geofísico mexicano Jaime Urrutia Fucugauchi 

OBJETIVOS

  Descubrir los secretos de la caída de un meteorito que hace 66 millones de años acabó con los dinosaurios.

  Determinar el impacto o qué cantidad de material terrestre saltó por los aires hasta 10 kilómetros de altura; el mismo que pudo haber hecho descender las temperaturas y oscurecido el cielo durante meses.

PRINCIPALES DIRECTRICES

  1. Entender cómo ocurre un evento de extinción masiva como el que provocó todos los cambios en el planeta hace 66 millones de años aproximadamente: ¿cómo se generó la desaparición de miles de especies y cómo esas mismas condiciones que provocaron destrucción hicieron posible el surgimiento de más vida?

  2. Documentar cómo ocurre el impacto en sí, su mecánica. La ventaja del Cráter de Chicxulub para realizar una investigación así es su posición y las posibilidades de tener acceso a su formación original, lo que no ocurre con otros escenarios similares en el planeta Tierra.

  3. Entender: ¿qué pasó después?, ¿cómo se afectó el hábitat?, ¿qué condiciones específicas permitieron la continuidad de la naturaleza en la Tierra y cuáles en ese origen de otras formas de vida terrestre son similares a las que existían cuando inició previamente la vida en la Tierra y las que existen actualmente?

TRABAJOS EN EL MAR

 La de Chicxulub es la única estructura terrestre relacionada directamente con una extinción masiva y, hasta el momento, la zona que descansa bajo las aguas sólo se ha podido cartografiar por métodos indirectos

 En una primera etapa, los investigadores tendrán que perforar 600 metros de sedimentos hasta llegar a la roca.

 Se explorará por primera vez la mitad sumergida en el Golfo de México a una profundidad de hasta mil 500 metros con un barco.

 El boquete de 180 kilóme-tros de diámetro fue provocado hace 66 millones de años por el impacto y que a lo largo de miles de años fue quedando sedimentado.

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