Entre música y letras de grandes plumas, fue como se vivió la clausura de la Feria Nacional del Libro de León (FeNaL) en su edición número 27.
Decenas de visitantes acudieron hasta último día al evento editorial más importante del Bajío, que este año inició el pasado 29 de abril.
Para algunas familias, el domingo se vivió entre letras.
Carlos María Flores Riveira, director del Instituto Cultural de León (ICL), reconoció a las familias que llevaron a sus hijos a la FeNaL, y aseguró que el acercarlos a la lectura crea lazos con los libros muy importantes.
“Estos papás o la mayoría de ellos son gente como yo, que crecimos con la Feria del Libro. Nosotros seguimos trabajando para que esta feria siga siendo familiar. La trayectoria que tiene la Feria del Libro ha hecho que quienes crecimos con ella poco a poco comencemos a traer a los pequeños miembros de la familia”, comentó.
De acuerdo con integrantes del comité organizador, el récord de asistencia se dará a conocer en días próximos, pero hasta el sábado se tuvo el conteo de 70 mil asistentes.
Los logros
En tanto, Katia Nilo Fernández, directora de Desarrollo en las Artes, platicó sobre algunos logros obtenidos en esta edición.
“Creo que se logró concretar cosas muy positivas, se logró concretar un ciclo muy importante de arte contemporáneo, por primera vez tuvimos 19 presentaciones editoriales. Tuvimos una cancelación, pero que fue totalmente ajena a nuestro proyecto, dependió de una línea aérea.En general creo que fue una Feria del Libro que nos da muchas herramientas para preparar la siguiente edición de la FeNaL 2017”, comentó.
Narran historia de amor de época de Habsburgo
Cerca de 300 cartas que el mariscal Achille Bazaine le escribiera a Pepita de la Peña fueron el “pretexto” para reunir a dos periodistas.
Guadaluape Loaeza y Verónica González, autoras de “La mariscala”, estuvieron el sábado por la noche en la Fera Nacional del Libro 2016 (FeNaL).
El Patio de los Cuentos recibió a decenas de leoneses, que aguardaban por la presentación. Un grupo de amigas, generación de Loaeza tal vez, aplaudía con entusiasmo cuando pasadas las 7 de la noche, la presentación no iniciaba.
Finalmente, el par de escritoras apareció en compañía de la presentadora Nora Delgado, para platicar sobre la novela histórica publicada bajo el sello Planeta, la cual narra la vida que tuvo la joven Josefa de la Peña con el mariscal francés Achille Bazaine, en el tiempo del Segundo Imperio Mexicano. La novela rememora a Maximiliano de Habsburgo y Carlota.
“La historia contiene sobre todo la pasión entre dos personajes que se conocen durante una época incómoda de este país, se trata de la era del Segundo Imperio Mexicano. La novela está basada en la enorme correspondencia que sostuvieron, y a la que nosotros tuvimos acceso; su boda fue apadrinada por los entonces emperadores de México, Maximiliano y Carlota”, platicó Loaeza.
La novela publicada el año pasado, nace entonces, luego de una detallada investigación y, por supuesto, de la recopilación de cientos de cartas entre los protagonistas.
“Fueron horas de pasarla juntas, indagando, todavía se iba Verónica de mi casa y yo me quedaba ‘picada’ buscando más y más cosas”, platicó.
Reúne cine y novela policiaca
Resolver un misterio puede hacer sentirnos bien o mal.
A Augusto Cruz García Mora, introducirse en una búsqueda le trajo como resultado, luego de ocho años de trabajo e investigación, su libro “Londres después de medianoche”, para gusto de los amantes, y no tanto, del séptimo arte.
El título es homónimo de la película “London after midnight”, dirigida en 1927 por Tod Browning.
Este filme es considerado la primera película americana de vampiros y es tachada como “una película maldita”, pues nadie la ha vuelto a ver en años.
El libro se basa en la frenética búsqueda de la mítica cinta muda por parte de Forrest Ackerman. En su debut bajo editorial Planeta, Cruz García Mora reúne dos de sus grandes pasiones: el cine y la novela policiaca.
“Encontré un personaje maravilloso como lo es Forrest Ackerman, este coleccionista de 92 años que durante más de 70 buscó en botes de basura de estudios cinematográficos, que buscó estas escenografías que los estudios tiraban a la basura y que las trajo para nosotros, porque ésas contaban a la vez una historia”, platicó el autor.
Augusto compartió que tuvo la oportunidad de conocer en persona a Ackerman, pero éste no llegó a ver el trabajo terminado.
“Lo más importante fue encontrarlo y compartir muchas de las historias que él hizo, y mucho de su amor por el cine y por el género de ciencia ficción; hay mucha gente que no lo conocía y esta novela me dio la oportunidad de que lo conocieran, fue un personaje maravillosamente vivo”, dijo.
‘Soy poco disciplinado’
El escritor originario de Tampico consideró que el trabajo del guionista está en realizar una buena adaptación, y de ser necesario, una creación que le dé fidelidad a los textos que son llevados a pantalla.
“Creo que soy un escritor poco disciplinado, pienso un capítulo por semanas, meses o hasta por años, lo escribo mentalmente pero no escribo nada. Investigo mucho, y cuando creo que ya algo me lo dice mentalmente me siento a plasmarlo”, finalizó.