La querida madre Manuela Jiménez Acevedo del Divino Redentor nació el 31 de mayo de 1956 en Parácuaro, comunidad perteneciente al municipio de Acámbaro, Guanajuato.
Hija de Julio Jiménez y María Acevedo (ambos finados) y la séptima de nueve hermanos; el 12 de marzo del 1972, a los 15 años, ingresó a la congregación de las Misioneras Hijas de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, en Salvatierra.
La reverenda madre tomó los hábitos el 5 de febrero de 1973. Hizo su primera profesión el 22 de febrero de 1975 y su profesión perpetua el 31 de enero de 1981.
De 1975 a 1985 realizó varios apostolados en distintas ciudades del País, como: Querétaro, Salamanca, Irapuato, Celaya, Victoria y Ciudad de México; además de Sacramento, California, en Estados Unidos.
De 1985 a 2011 fue asignada al albergue infantil “Manuel Martín del Campo” (Sociedad Protectora de la Niñez Desvalida, A.C.), en León, Guanajuato; apostolado que realizó con mucha entrega y dedicación a favor de los niños más necesitados.
Realizó variadas actividades dentro de la institución como la atención y cuidado de menores desprotegidos, así como la búsqueda de recursos, de puerta en puerta, para poder otorgarles todo lo necesario.
Aunque inició su labor en la antigua casa ubicada en la calle Puebla, de la colonia Arbide, le tocó vivir la construcción del nuevo albergue en la calle San Sebastián, en la colonia La Martinica, donde se encuentra actualmente.
El cambio de domicilio se debió a la creciente demanda de menores sin familia ni hogar, o con papás que no pueden mantenerlos.
Para la madre “Manuela” era importante la unión familiar y sobre todo el bienestar de los niños que formaban esta casa, así que con ayuda del Patronato también fundó el albergue de niñas el 12 de junio de 2002.
En 1999 formó parte del Consejo General y en 2005 fue electa vicaria general de la congregación, teniendo otro cargo más pero sin descuidar a los niños y niñas de la casa hogar.
En agosto de 2011 fue electa superiora general de las Misioneras Hijas de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, pero eso no fue impedimento para seguir velando la que era su prioridad: los menores que tanto quería.
Faltando un año con cuatro meses para concluir su servicio, enfermó y después de 22 días de estar internada en terapia intensiva fue llamada a la Casa del Padre a las 7:40 de la noche del pasado martes 26 de abril, en León.
Según sus compañeras, la madre Manuela fue una hermana que se distinguió por su generosidad, amabilidad, fraternidad, dinamismo dentro de los apostolados; era entusiasta y emprendedora, con un carisma muy especial.
“Hoy queremos recordarla como siempre fue: una mujer fuerte, luchadora, bondadosa y cariñosa”, comenta la Sociedad Protectora de la Niñez Desvalida, A.C. en su página oficial.
“El cielo se iluminó por la llegada de este hermoso ángel, pues por más difícil que sea estamos seguros de que está en un lugar mejor.
“Nuestra madre que nos acompañó durante los momentos más felices y tristes de nuestras vidas. La que nos conocía bien y nos daba su apoyo, perdimos a una amiga que fue como nuestra hermana; es un golpe duro que muchos tienen que soportar y que marca un antes y un después.
“El cielo y Nuestro Señor están de fiesta por la llegada de una gran mujer, un ángel más que se une para cuidarnos y protegernos, que siempre estuvo al pendiente de cada una de las personas que forman parte de esta institución. Descanse en paz”, finaliza el mensaje.
Deja un gran legado
Tras el fallecimiento de la madre Manuela Jiménez Acevedo, fundadora del albergue infantil “Manuel Martín del Campo”, personal y niños de la casa hogar la recuerdan como una persona que siempre ayudaba.
Durante 26 años la religiosa estuvo a cargo de la casa hogar que fundó en 1991, pero además inauguró el edificio para niñas en 2002.
Actualmente hay un total de 110 niños y niñas que viven ahí de lunes a viernes, pues los fines de semana sus papás o tutores ven por ellos.
“Ayudaba a todo el mundo, ella no decía ‘no tengo’, daba a manos llenas a todo aquel que lo necesitaba sin importar lo que ocupara y si no lo tenía, encontraba una solución”, comentó la madre Constantina Arvizu Rivera, actual directora del albergue.
“Con los niños era una persona muy amable, siempre estuvo al pendiente de lo que sucedía con ellos”, agregó.
Aseguran que la salud de las demás hermanas de la congregación era importante para ella, pues si se enteraba que alguna estaba enferma, de inmediato la llevaba al médico.
Además, ayudaba repetidamente a la casa hogar de Cortazar, pues le compartía despensa.
Colaboradores recuerdan que a la madre Manuela le gustaba sentarse en el patio trasero del albergue para convivir con los niños.
La madre Manuela falleció a las 7:40 de la noche del martes 26 de abril, a los 59 años, a causa de complicaciones en su salud.
La casa hogar “Manuel Martín del Campo” comenzó en la calle Puebla, frente al tempo de Santa Teresita y debido al incremento de niños la familia Orozco donó el terreno donde actualmente se encuentra.
“Nos deja un gran legado de amor al prójimo, un digno ejemplo a seguir”, finalizó Arvizu.