La polémica sobre si cualquier persona puede inscribirse para correr tantos kilómetros; o si se puede pasar de no hacer nada de deporte a ser ‘runner’ en menos de un mes, existe en cada carrera que se anuncia.
“Deberían dejar de llamarse carreras populares. Algunos asumen que correr con facilidad 10 kilómetros te prepara para completar un maratón (42,195 km) o un ultra (de longitud mayor) sin problemas y no”, apunta Antonio López, entrenador personal.
“Cuando alguien me pide que le prepare para esta hazaña o viene buscando aumentar su marca personal, lo primero que hago es recordarle que va a someter su cuerpo a un estrés bárbaro. Los atletas también lo hacen, pero viven para ello”, añade.
Este profesional realiza a sus pacientes un cuestionario sobre hábitos de vida que mide su idoneidad para realizar este tipo de esfuerzos: “¿Puedes dormir una siesta diaria de hora y media para asimilar bien los entrenos?, ¿vas a poder pasar por el fisioterapeuta a descargar los músculos una vez cada quince días?, ¿vigilas la ingesta de vitaminas, proteínas de calidad y carbohidratos saludables?, ¿duermes 7 u 8 horas diarias por la noche y siempre a la misma hora?
Si la respuesta es ‘no’, sugiero metas más accesibles: correr más tranquilo o abordar recorridos de menos kilómetros”.
El experto tampoco recomienda afrontar más de dos maratones al año y aconseja, en cualquier caso, una preparación previa de 3 o 4 meses.
“Hacerlos como he visto en alguna ocasión con un mes de separación me parece una temeridad”, afirma.
Checa antes tu corazón
Los profesionales de la salud son aún más tajantes.
“En los últimos años se ha perdido mucho el respeto a las pruebas de larga distancia. Participa gente con poca preparación, lo que puede provocar alteraciones importantes del sistema renal, destrucción masiva de músculos o golpes de calor. Pero sobre todo se compromete el sistema cardiovascular”, advierte el doctor José Ramón Barral.
“Antes de hacer deporte de manera continua, todo el mundo debería hacerse un sencillo reconocimiento. Así, descartamos cualquier trastorno de la morfología y del funcionamiento del corazón en los menores de 35 años, así como las cardiopatías isquémicas o coronarias en pacientes de mayor edad”, apunta su colega, la cardióloga Ángela López: “Solo con esto podríamos evitar el 90% de los casos de muerte súbita en deportistas”.
Según los especialistas, estos exámenes deben realizarse a atletas de todos los niveles: incluso antes de fichar a un jugador, por muy estrella que sea, se le somete a una revisión médica.
“En cardiología deportiva se revisa su historial clínico, sus antecedentes familiares y se realiza un electro y un ecocardiograma para descartar problemas cardíacos. A continuación, se efectúan pruebas de esfuerzo para determinar el límite de seguridad, es decir, la velocidad o nivel de esfuerzo máximo a la que los órganos funcionan correctamente”, señala la experta.