Alicia se niega a aceptarlo. Y eso que en el filme se lo repiten hasta la saciedad, incluida su madre: “Hay cosas que las mujeres no pueden hacer”. Sin embargo, ella capitanea un barco o rechaza un matrimonio pactado, osadías impensables en la Inglaterra de 1800. Dos siglos después, algún tabú todavía permanece. En la sociedad y en el cine.
Por ejemplo, no es común que una actriz protagonice una superproducción de Hollywood. Pero aquí está “Alicia a través del espejo”, segunda adaptación reciente de las novelas de Lewis Carroll, que se estrena hoy en la ciudad, de nuevo con Mia Wasikowska en la piel del icono literario.
La actriz comparte totalmente la batalla de Alicia: “Hacen falta más igualdad y más personajes femeninos en películas asequibles. A los actores se les permite más, mientras que si ciertas cosas las hace una mujer se considera inaceptable”.
Wasikowska vuelve así al lugar donde arrancó su propio sueño. No por nada, ese mundo se llama país de las maravillas. “Nunca había hecho una película con esa visibilidad, sigue siendo mi filme más importante”, asegura.
Porque la adaptación de “Alicia en el país de las maravillas”, dirigida por Tim Burton, recaudó más de 900 millones en 2010. La secuela, dado el afán de éxitos sin riesgos de Hollywood, era inevitable. Eso sí, la espera hubiera traumatizado al Conejo Blanco: seis años, tanto que la propia Wasikowska se sorprendió cuando le propusieron la secuela.
Mientras, ser Alicia le había abierto “unas cuantas oportunidades”. Ha protagonizado películas como “Stoker”, de Park Chan-wook, “Jane Eyre”, de Cary Fukunaga, o “La cumbre escarlata”, de Guillermo del Toro y está considerada como una de las jóvenes más prometedoras del panorama fílmico.