En un mensaje enérgico y de tono autocrítico, el Papa Francisco reconoció ayer que la Iglesia ha perdido fieles porque no ha sabido ofrecer respuestas para el mundo moderno, por lo que pidió a los obispos formar ministros “capaces de enardecer el corazón de la gente”.
Al hablar con obispos brasileños, Francisco reconoció que “muchos se han ido porque se les ha prometido algo más alto, algo más fuerte, algo más veloz”, según el texto preparado de su discurso, en un acto que no fue transmitido al público ni por radio ni televisión porque el Pontífice deseaba una reunión en un clima más familiar, de acuerdo con el Vaticano.
“A veces perdemos a quienes no nos entienden porque hemos olvidado la sencillez, importando de fuera también una racionalidad ajena a nuestra gente. Sin la gramática de la simplicidad, la Iglesia se ve privada de las condiciones que hacen posible ‘pescar’ a Dios en las aguas profundas de su misterio”, expresó el Santo Padre ante unos 300 de los 400 obispos que tiene Brasil, indicó el Vaticano.
Fue un discurso claro y firme, el más largo del Pontífice desde que llegó a Brasil el 22 de julio para participar de la Jornada Mundial de la Juventud, hasta el próximo 29 de julio y el más largo del pontificado que inició en marzo.
Un mensaje similar pronunciará Francisco cuando el domingo se reúna con delegados de Conferencia Episcopal Latinoamericana, dijo en conferencia de prensa el vocero del Vaticano, Federico Lombardi.
El Papa “desea tomar la ocasión de hablar a los obispos de Brasil y hablar a los obispos de América Latina… (y dar) la orientación”, explicó. El portavoz destacó que la víspera asistieron 1.5 millones de personas al Viacrucis encabezado por Francisco en la playa de Copacabana.
Para el Papa, la Iglesia tiene que perder el miedo de acercarse a esos fieles que se han alejado en busca de otras opciones: “Hace falta una Iglesia que no tenga miedo a entrar en su noche. Necesitamos una Iglesia capaz de encontrarse en su camino. Necesitamos una Iglesia que sepa dialogar con aquellos discípulos que, huyendo de Jerusalén, vagan sin una meta, solos, con su propio desencanto, con la decepción de un cristianismo considerado estéril”, dijo Francisco a los obispos.
El mensaje fue un enérgico llamado para que los líderes eclesiales formen religiosos capaces de entusiasmar a los fieles con una Iglesia que tal vez “se ha mostrado demasiado débil, demasiado lejana de sus necesidades, demasiado pobre para responder a sus inquietudes”, concluyó.
…Y pide ver por la Amazonia
El Papa defendió ayer la conservación de la Amazonia y el medio ambiente.
El Pontífice se reunió con representantes de la élite política y empresarial de Brasil en el Teatro Municipal de Río, donde estrechó las manos de indígenas que han estado combatiendo a hacendados y granjeros que invaden sus tierras en Bahía, en el noreste del país.
Un indígena, Ubirai Matos, le colocó un colorido tocado de plumas en la cabeza.
“Me parece estupendo que alguien de nuestra comunidad tuviera la gran oportunidad de conocer al Papa”, afirmó un joven indígena.
En un discurso a los obispos, el Papa pidió el “respeto y la protección de toda la creación que Dios le ha confiado al hombre”.