Dicta la sabiduría popular que “la palabra convence, pero el ejemplo arrastra”, y en el caso de la formación de los hijos, este dicho tiene mucha razón.
En ocasiones los padres de familia creen que la escuela es el único lugar de aprendizaje para sus niños y se deslindan de la responsabilidad que tienen en lo que a formación se refiere.
Pero no podrían estar más equivocados. Las enseñanzas que formarán el carácter de sus hijos y el tipo de personas que serán dependerán de lo que ellos les transmitan. Hay cosas que no se pueden aprender en el aula.
Lucy Garza de Llaguno, experta en Ciencias de la Familia, explica que papás mamás confunden educación con formación.
“Hay también una escuela informal que viene siendo la convivencia diaria”, comenta, “y esa convivencia diaria es un aprendizaje informal, pero muy determinante en la formación de los hijos y se da únicamente en la familia”.
Valores como el respeto, la tolerancia, honestidad, convivencia pacífica, obediencia a las reglas, comportamientos y buenos modales son aprendizajes que sólo se adquieren a través de la experiencia diaria y de los ejemplos en la familia.
Betty Arias, fundadora de la Asociación de Psicólogos Escolares, menciona que la escuela sí ayuda a los papás, pero no es la responsable de la formación de los niños.
“Es como si en el colegio te dicen ‘no debes decir malas palabras’, ‘debes ser respetuoso’, y llegas a tu casa y tu papá grita maldiciones y casi te golpea.
“Luego se quejan de que el niño golpea y dice maldiciones, pues de quién es la culpa, es de los papás”, expresa.
La educación que se da en casa es insustituible. Quienes forman realmente son los padres.
Predicar con el ejemplo
Cualquier aprendizaje de valores sociales, como el respeto y la tolerancia, se adquiere mediante la convivencia con otras personas, primordialmente a través del ejemplo.
La familia, pese a que actualmente existen otros factores, como el internet y las redes sociales, sigue siendo el factor que más impacto tiene en la formación de la persona.
En ese sentido, los papás tienen que ser conscientes del ejemplo que le están dando a sus hijos, tanto en lo que hacen como en lo que dicen y dejan de hacer.
“Por eso, las niñas a veces las ven que están regañando a la muñeca como la mamá la regaña a ella”.
Arias indica que los hijos, incluso en la adolescencia, son totalmente propensos a replicar los comportamientos y conductas de sus progenitores.
“Están observando en silencio lo que el papá o la mamá dice o hace y eso refuerza su propio autoconocimiento o su propia definición de persona”, agrega.
Congruencia necesaria
Los papás y mamás no pueden exigir a sus hijos que se comporten de cierta manera cuando ellos no lo hacen.
“La incongruencia, es decir, no actuar conforme a lo que decimos o no respetar las propias reglas que establecemos, pues crea un descrédito”, observa Arias.
Esto podría llevar a los hijos a pensar que, si sus papás no obedecen tal o cual regla, pues no es necesario que ellos lo hagan.
Es muy difícil ser congruentes como papás, ya que los padres de familia tienen tendencias de comportamiento desde niños de las cuales no pueden deshacerse.
“Entonces tenemos como que reeducarnos otra vez a nosotros mismos para poder dar ese ejemplo”.
Esta congruencia, agrega Arias, tiene que verse reflejada en acciones.
“Si eliges un colegio católico y no vas a misa, no es congruente con lo que tú haces y piensas, pero quieres que en el colegio te inculquen que vayas a misa, que te confieses, pero tú no lo haces, pues de una vez búscate un colegio que no sea así porque eso hace una confusión en el niño”.
Las lecciones
Los valores y enseñanzas que sólo en casa pueden adquirirse tiene la particularidad de forjar el carácter y permanecer indelebles. Éstos son algunos de ellos:
– Respeto
– Tolerancia
– Honestidad
– Convivencia pacífica
– Obediencia a las reglas
– Servicio
– Buenos modales
¿Qué se requiere para la formación de los hijos?
Tiempo: Si los padres no conviven con sus hijos no puede haber ese proceso formativo.
Afecto: Es muy importante que los papás les digan a su hijos, no sólo con palabras sino también con acciones, que los quieren.
Compañía: Ayudarles a tomar decisiones y a definirse metas, para que luego puedan hacerlo por ellos mismos.