El director del FBI, James Comey, anunció ayer que la agencia no va a recomendar que se presenten cargos criminales contra Hillary Clinton por su manejo de información clasificada. La investigación concluyó que no hay pruebas que demuestren que envió, ni eliminó deliberadamente mensajes clasificados, pero sí le acusó de ser “extremadamente descuidada” al emplear un correo personal durante su etapa al frente de la diplomacia estadounidense.

El director reprochó a la demócrata por emplear cuentas, servidores, gestores de correos y dispositivos móviles en sus comunicaciones mientras dirigía el Departamento de Estado.

El portavoz de la campaña de Clinton, Brian Fallon, declaró en un comunicado que están “satisfechos” porque “este asunto ha quedado resuelto”.

El candidato republicano Donald Trump calificó la decisión como “muy, muy injusta”.

El FBI completó en los últimos días una investigación de más de un año en la que trató de determinar si Clinton envió o borró información clasificada a través de esta cuenta, que además estaba alojada en un servidor privado en el sótano de su casa de Nueva York.

La agencia considera que “Clinton debería haber sabido que un sistema de correo privado no era el lugar adecuado” para albergar información gubernamental.

El FBI entrevistó a decenas de personas que colaboraron con Clinton. Y descubrió cadenas de mensajes más que estaban relacionadas con su trabajo y que contenían información clasificada, pero que no habían sido entregados por sus abogados.

El director declaró que no hay pruebas de que los ocultaran intencionadamente.

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