No cabe duda que la política y los políticos son difíciles de entender en todas partes, creo yo, pero en México la situación es mayor, según me parece, que en muchos otros países de corte democrático. Digo que en los países de corte democrático porque en las dictaduras es evidente que la circunstancia aludida se vuelve todavía más compleja, puesto que ahí las cosas se dan de acuerdo a lo que el dictador quiere apoyándose en su camarilla y, por supuesto, en las fuerzas armadas, así como en oligarquías económicas.

Señalo lo anterior poniendo como ejemplo lo sucedido la semana pasada, cuando el secretario de Gobernación, Osorio Chong, presionado por la opinión pública y por las declaraciones de líderes de la iniciativa privada, sobre todo en los ramos de la hotelería y específicamente en lo relacionado con el turismo en los estados en donde los profesores de la CNTE, conjuntamente con sus aliados, se han constituido en una fuerza que no solamente ha desafiado a las autoridades estatales y federales, sino que en muchos aspectos las han sometido. Así el Secretario mencionado expresó ante los medios de comunicación, que el tiempo se había agotado para que los integrantes de los grupos magisteriales rebeldes en los estados de Oaxaca, Guerrero, Chiapas y Michoacán fundamentalmente, dejaran de realizar los actos ilícitos consistentes en los bloqueos a las vías de comunicación en esos estados, así como la ocupación de las plazas públicas y calles de las ciudades en esos lugares y en la misma Ciudad de México, con el agravante de que también se impedía a las personas entrar a ciertos almacenes o tiendas señalados como trasnacionales en varias ciudades de los estados mencionados.

Esa declaración se interpretó como una advertencia muy seria de que, de no cesar esos ilícitos, se haría uso de otros medios legales para hacerlos cesar. Ello pues en ese momento el incipiente diálogo que se había establecido entre sus líderes y el Secretario de Gobernación, se había suspendido y las ocupaciones a las vías de comunicación, carreteras y autopistas, se incrementaron, así como también las exigencias de los profesores en cuanto a la derogación, según su decir, de la reforma educativa, es decir de las leyes que la establecen.

Creí que en un plazo breve después de esas declaraciones, la fuerza pública actuaría. Pero no fue así, puesto que tres días después de esas aclaraciones y de que los profesores dijeron que no obstante la “amenaza” no cederían en sus acciones, las aumentaron hasta el grado de poner en peligro el abasto de alimentos en varias de las ciudades de los estados arriba mencionados, además de prácticamente dejar sin combustibles para los vehículos de motor en esos mismos lugares. Lo único que sucedió fue que se reanudó el diálogo. Pero el minúsculo resultado de ello fue la promesa de que se haría una investigación a fondo en el asunto de los muertos de Nochixtlán. De la reforma educativa nada, los bloqueos y ocupaciones de las carreteras y autopistas aumentaron.

Resultó, pues, que la advertencia fue una mera sarta de palabras sin que en el fondo hubiera la intención de poner el remedio que todo mundo esperaba se diera.

Sin embargo, algo apareció y ello fue el hecho de que nuevamente se quiso involucrar en el diálogo al Secretario de Educación, quien dijo estar dispuesto, pero como siempre lo expresó, la reforma educativa no se tocaría. Curiosamente, si me es permitido utilizar esta expresión, prácticamente en forma simultánea, los líderes de la agrupación sindical nacional de trabajadores de la educación (SNTE) en un acto o ceremonia en donde estaba el Secretario de Educación, hicieron mención de algunos aspectos de la reforma, como son las evaluaciones, su contenido y lo referente a la entrada y permanencia de los trabajadores de la educación. Rápidamente recibieron respuesta de las autoridades educativas, concretamente del titular de la Secretaría. Este aceptó la formación de una mesa de trabajo para examinar esas cuestiones, la que a los dos días comenzó a analizar esos puntos y algún otro como el relacionado al tipo de modelo educativo que se quiere y que en la reforma no está precisado.

Mientras eso sucede, los bloqueos siguen aún cuando se levantan o flexibilizan por algún tiempo. Las autoridades continúan con una pasividad que debía de mover a los directamente dañados por esos ilícitos a buscar los remedios pertinentes para obligar a las autoridades actuar.

El presidente Enrique Peña Nieto insiste en que en la reforma ni un paso atrás. Igual sostienen los Secretarios de Gobernación y de Educación. Sin embargo es sospechoso que los líderes del SNTE que a partir de la detención la Sra. Gordillo, anterior líder de ese sindicato, nada habían dicho acerca de tales temas, ahora quieren que se examinen pues no están totalmente de acuerdo en la forma como quedaron en la reforma. ¿No será un subterfugio para encontrar un mecanismo y cambiar algo con lo que no están de acuerdo los opositores, pero sin discutirlo con ellos? Es claro que por ahí se podría conceder algo a los rebeldes que los hiciera quizá moderar su actitud. Habría un riesgo pues sería algo que ellos no habrían conseguido y podrían rechazarlo. Pero algo se ganaría para hacer menos ríspida la relación y quizá esa u otras concesiones al sindicato, que beneficiarían a todos los maestros, como considerar las evaluaciones según las condiciones de los lugares o regiones, haría reflexionar a los que van a las marchas obligados.

Dicen por ahí, que más vale ser historiador que adivino, pero las coincidencias que mencioné invitan a entenderlas no como verdaderas ni por supuesto casuales, sino impulsadas por alguien. La situación se presenta complicada para el Presidente Peña y su equipo, agravado por aquello de que la ley no se negocia sino que debe cumplirse. Lo que incidentalmente no parece que es el caso, pues lo que se negociaría no es la ley sino una posible modificación en caso de que se demostrara que hay errores que sí pueden corregirse. Muchas leyes se corrigen y algunas otras como la llamada tres de tres, siendo ya ley se vetan y no se promulgan.

Otro caso. Los partidarios de la democracia representativa que piensan que otorgada la representación por la vía de las elecciones, el mandato concedido legítimamente para actuar aun en contra de los intereses de quienes lo otorgaron y que las formas de democracia participativa no son viables y mucho menos las de la democracia directa ni en los casos vitales para los habitantes de un país, han de estar contentos con lo que sucedió en el Reino Unido. Los que ganaron en el referéndum del 28 de junio y votaron por la salida de la Unión Europea, casi al día siguiente dudaron de haber decidido bien y no pocos se arrepintieron ante las reacciones de sus conciudadanos perdidosos y de otros países de esa Unión. Si la decisión la hubieran dejado al Gobierno el resultado habría sido otro.

Con el Brexit como se le ha llamado, se demuestra cómo el manejo político de datos, estadísticas y de los sentimientos de pueblo se da en todas partes. A los partidarios de la salida se les infundió miedo de las consecuencias de una inmigración impuesta, pérdidas de fuentes de trabajo por esa y una economía que daba más de lo que recibía de la UE, la imposición de ésta en aspectos fiscales y la disminución de la soberanía. Todo eso fue exagerado y lo creyeron. Ahora algunos de los impulsores del Brexit se están desvaneciendo.

En México padecemos de eso. Como dice el dicho popular: En todas partes se cuecen habas.

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