Los ataques de taxistas a mujeres se cometen tanto en taxis “verdes”, de sitio o en los de líneas que prestan el servicio por teléfono.
Aunque a últimas fechas en redes sociales se ha denunciado que una banda de tratantes de blancas opera en taxis “verdes”, los ataques ocurren desde hace tiempo.
En 2009 Andrea se aventó de un taxi de los que prestan el servicio mediante teléfono y en el 2011 Cecilia hizo lo mismo, pero ella se arrojó de un taxi de sitio.
Las dos son jóvenes que trabajan como asistentes de médicos y las dos se salvaron de ser plagiadas, violadas o asesinadas.
Lo tomé porque no era de los ‘verdes’
Andrea había escuchado que es más seguro subirse a un taxi de los que se piden por teléfono que tomar uno de los conocidos como “verdes”, pero se equivocó, o su error fue no haberlo pedido por teléfono y tomarlo en la calle.
Era jueves y en ese entonces tenía 25 años; había salido con unos amigos a distraerse y cerca de la 1:30 de la madrugada se despidió de ellos y salió sola del bar Casa Vieja, ubicado en Juárez, en pleno Centro de Celaya.
“Estaban varios taxis, vi uno de los que pides por teléfono y me subí en ese por no subirme a un ‘verde’ porque esos tienen mala fama”.
Andrea, que es madre soltera, vivía en ese entonces cerca del Hospital General de Celaya y en el camino a su casa no notó nada raro, iba atrás del asiento del copiloto.
“Le dije a dónde iba y antes de llegar a la casa le dije que ‘por esa calle a la derecha’, pero se siguió derecho”.
Primero pensó que no la había escuchado y le insistió: “Vuelta a la derecha”.
“Luego volteó y me gritó: ‘¡Cállate, pendeja!’, y me pegó con su brazo”.
El chofer aceleró, en la calle hay varios topes y aunque los pasaba rápido, disminuía un poco la velocidad.
Andrea dudaba en quedarse en el carro o en lanzarse fuera de él por lo que le pudiera pasar al caer.
En uno de los topes abrió la puerta y se lanzó.
“Lo único que hice fue abrir la puerta y salir, me fui corriendo”.
En el taxi dejó su bolso con su identificación y un radio Nextel de su trabajo, sólo tenía en la mano un celular que sacó para hacer una llamada cuando el pánico y la desesperación la hicieron su presa tras el golpe que el taxista le dio.
“Había varios carros, me tiré en el piso y me metí entre dos para que no me viera, hasta apagué el celular para que no viera la luz o lo escuchara si mi mamá me hablaba”.
Andrea estaba tan sólo a dos cuadras de su casa pero no se iba por miedo.
“El taxi apagó las luces y yo sentía que andaba por ahí dando vueltas, oía ruidos y yo pensaba que era él que venía por mí y le pedía a Dios que me ayudara, no sabía qué más hacer, estaba como petrificada, sentía que si me movía iba a verme”.
Con cuidado volvió a encender el celular.
“Llamé a la policía, pero no me salían las palabras y me dijeron que no me entendían y me colgaron”.
Tras unos minutos, metros más delante de donde estaba escondida, el chofer arrojó a la calle la bolsa de Andrea y se alejó.
“Vi que la aventó pero no podía moverme, cuando me aventé del carro quedé toda raspada de las piernas y brazos, pero era más mi miedo, pensaba que había hecho eso para que saliera a recogerla y así atraparme”.
Pasó más tiempo -en total Andrea estuvo casi una hora escondida, y volvió a llamar a la policía.
“Volví a llamar después de lo de la bolsa, sí llegó la patrulla, recogí mi bolsa y ellos me llevaron a mi casa”.
“Cuando revisé la bolsa estaba todo, lo único que hizo fue romper el nextel como para que yo no pudiera hacer llamadas”.
Los policías le preguntaron si se había fijado en el número del taxi y si podía describirles al chofer. También le sugirieron que denunciara.
“No denuncié porque él sabe dónde vivía en ese entonces y me dio miedo”.
“No he vuelto a tomar un taxi en la calle, hablo por teléfono, además ya no salgo por las noches para nada, en el último de los casos le pido a un conocido que me lleve a mi casa”.

‘Me aventé y todavía me jaló el brazo’

Cecilia salió de trabajar un día entre semana a las 9 de la noche del hospital MAC donde en 2011 trabajaba.
“Tomé un taxi que era del sitio de la Central, estaba afuera del hospital, le pedí que me llevara a la Central”.
La mujer de 27 años que se sentó detrás del chofer se dio cuenta que el taxi no la llevaba a la Central por el rumbo de Palo Seco.
“Cuando le pregunté a dónde iba me comenzó a decir groserías y me di cuenta que se estaba masturbando, saqué mi teléfono y me gritó más groserías”, explicó.
Entonces Cecilia decidió salir del taxi cuando éste se detuvo en un semáforo.
“Me bajé pero me agarró del brazo, comencé a gritar y una señora me ayudó a soltarme, luego llegó más gente y el taxista se fue”.
Cecilia levantó la denuncia en contra del taxi.
“Me llamaron de Tránsito del Estado para avisarme que habían corrido al chofer, pero no le quitaron tarjetón, yo por miedo ya no seguí lo de la denuncia y ahí quedó todo”.
A pesar de testimonios como el de Cecilia, que está respaldado por una denuncia, el alcalde Ismael Pérez Ordaz dijo en días pasados que los ataques a mujeres por taxistas son un tema “que no está bien sustentado”.

Emiten consejos de protección

Luego de la denuncia de que hay taxistas inmiscuidos con una banda de trata de blancas, la cual está secuestrando mujeres en Celaya, hay asociaciones que se mostraron preocupadas por la manera en la que las mujeres están siendo violentadas.
La dirigente del Colectivo Luna Celaya, Eva Valadez, señaló que las autoridades de Gobierno deberían emitir una serie de medidas para proteger a las chicas, por ejemplo, exigir que los taxis tengan un distintivo que los acredite como taxis seguros.
El Instituto Nacional de las Mujeres recomendó a las chicas no confiar en gente que no conocen y mucho menos pensar que a ellas no les va a pasar.
Emitió una serie de recomendaciones para el momento en que aborden un taxi.
Una de las recomendaciones es no abordar un taxi que no cuente con tarjetón del conductor; verificar que la fotografía del conductor coincida con el sujeto que conduce el vehículo; al abordar la unidad, indicar la ruta que se desea que tome para dirigirse a su destino.
En caso de que el conductor se desvíe, realizar de inmediato una llamada para indicar su ubicación, matrícula del vehículo y solicitar que la baje.
De preferencia, al abordar llamar para avisar que se encuentra en camino y dar ubicación.
Al subir, anotar placas y nombre del taxista; y si se detecta cualquier otra anomalía antes de abordar, no hacerlo.
Otro consejo es abordar preferentemente el vehículo del cual descienda otra persona.
Jamás utilice taxis que le ofrezcan el servicio con insistencia o sin solicitarlo.
También evite aquellas unidades modificadas en el exterior o con excesos de adornos, así también aquellas que circulen sin luces.
El taxi no debe tener vidrios polarizados o que le impidan ver el interior del mismo.
Por ninguna razón aborde vehículos particulares que presten sus servicios de taxi en la vía pública, aún en bases y sitios de taxis.
De preferencia no aborde taxis a la salida de bancos ni tiendas departamentales, abórdelos sólo en sitios autorizados en esos lugares.
Si el chofer le dice que está fallando el vehículo o no le da confianza mejor baje del taxi.
Es importante que las mujeres tomen en cuenta estos consejos, pues podría significar la diferencia entre ser víctima de algún tipo de abuso o salvaguardar su integridad de delincuentes.
 

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