El 14 de agosto de 1966, la Lunar Orbiter I se convirtió en la primera sonda de la NASA en entrar en órbita alrededor de la Luna. Su objetivo era fotografiar la superficie de ésta para ayudar a escoger lugares de aterrizaje para las misiones Surveyor y Apolo, así como medir la radiación y los impactos de micrometeoritos, tanto durante su viaje como una vez en órbita; también estaba equipada para medir el campo gravitatorio de la Luna.
La misión fue un éxito, pero si es recordada por algo es por la foto de la Tierra vista desde la Luna que tomó el 23 de agosto; era la primera vez que veíamos nuestro planeta desde allí.
La imagen fue bastante popular, aunque pronto quedó eclipsada por otras como Earthrise, una foto hecha por la tripulación del Apolo 8 en 1968 en la que se puede ver una toma parecida de nuestro planeta, pero en color.
Ahora, esa primera foto de nuestro planeta desde la Luna recibió una inyección de juventud gracias al Lunar Orbiter Image Recovery Project, el Proyecto Para Recuperación de Imágenes de los Lunar Orbiter, o LOIRP.
Creado a mediados de la primera década del 2000 por un grupo de entusiastas que incluye antiguos empleados de la NASA, y con la ayuda de ésta y de algunas empresas que trabajan con ella, su objetivo era digitalizar las cintas que contenían las imágenes obtenidas por las cinco Lunar Orbiter para procesarlas en los programas de computación adecuados y extraer la mejor calidad posible de imagen.
Y es que la tecnología de los años 60 no permitía más que pasar las imágenes almacenadas en cintas magnéticas a película fotografiando una pantalla, un proceso totalmente analógico que implicaba pérdida de calidad.

El proceso

Fue una tarea muy complicada ya que las cintas sólo eran compatibles con lectores Ampex FR-900, de los que se habían fabricado relativamente pocas unidades. Además, de los cuatro a los que tenían acceso ninguno funcionaba, y como apenas tenían documentación acerca de ellos repararlos era una tarea casi imposible.
Afortunadamente, tras unos años de búsqueda, el equipo dio con un banco de datos que había guardado uno de los directores de Ampex, ya jubilado, y pudieron reconstruir un FR–900 a partir de las piezas de los cuatro que tenían y demostrar la viabilidad del proyecto.
Los resultados fueron impresionantes, con una mejora en la calidad de imagen que salta a la vista e incluye muchos más matices de gris y unas dos veces la resolución de las imágenes disponibles hasta entonces, lo que les permitió reunir financiación para poner en marcha otro de los lectores.
Trabajando en un McDonalds recién cerrado que tenía las instalaciones necesarias para montar los equipos –entre ellas aire acondicionado– el LOIRP logró rescatar 109 de las 204 imágenes enviadas por las Lunar Orbiter, imágenes que ahora están disponibles en la página de Internet http://sservi.nasa.gov/LOIRP/loirp_gallery/.
Las imágenes no son sólo interesantes desde el punto de vista estético sino también desde el científico, ya que permiten estudiar la evolución de la superficie de la Luna a lo largo de estas cinco décadas.

 

LA SALVADORA

Los datos de las Lunar Orbiter están disponibles gracias a que en 1986 la archivista del Jet Propulsion Laboratory, Nancy Perkins, decidió que no podía permitir que se borraran las 1500 cintas en las que estaban almacenadas las imágenes y que había que conservarlas. De hecho, ella fue la primera que propuso digitalizarlas, aunque en su momento el proyecto no consiguió la financiación necesaria para iniciar.

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