Para liberar el estrés, nada mejor que “volar” durante unos segundos a casi 200 metros de altitud.

Es el plato fuerte que ofrecen en Vía Ferrata, un recorrido de alpinismo y escalada extrema por las montañas de Mineral del Chico, en Hidalgo, y que promete un pico de adrenalina incluso para los más aventados.

“Lo que llamamos el Péndulo de Tarzán es la parte más extrema y emocionante del recorrido”, explica Miguel Ángel, uno de los guías de la empresa H-GO Adventures que gestiona las actividades.

Antes de llegar a la plataforma desde la que, si se atreven, se aventarán al vacío, los aventureros ascienden por paredes prácticamente verticales apoyados en grapas de fierro y atraviesan varios puentes tejidos con cables de acero.

Al cruzarlos, las vistas de toda la comarca minera hidalguense resultan imponentes. Como imponente llega a ser el vértigo.

“A muchos, cuando están arriba, les entra el pánico por su miedo a las alturas”, admite el guía, a quién en la jerga montañera lo conocen como Jaguar, “pero cuando vienen en un grupo de amigos, dentro del relajo, ya lo hacen más por el orgullo que por su voluntad”.

No hay, sin embargo, motivo para la alarma: el equipo que cada escalador lleva encima aguanta un peso de 1.5 toneladas, todas las personas llevan dos líneas de vida y durante el recorrido hay varias rutas de salida que devuelven a los indecisos a la base de La Tanda, nombre de la peña.

Para quienes continúan, tras el vuelo de Tarzán les espera el llamado “paso del chango”, que consiste en caminar sobre un cable rígido de acero con la única sujeción de otro cable idéntico sobre sus cabezas.

Un descenso final en rappel de 180 metros, de los cuales 60 son en caída libre, regresa a los aventureros al punto de partida.

En H-GO Adventures manejan grupos de todos los tamaños para recorrer la Vía Ferrata, aunque lo ideal es que no superen la docena de personas.

“Para que no se aburran, para que lleven un paso constante y para que no se esperen tanto al lanzarse del Tarzán, porque luego hay muchos que empiezan a pensárselo”, comenta Jaguar.

El único requisito es que sean mayores de 12 años (por cuestiones de peso y altura) y que, si presentan alguna enfermedad o dolencia, se lo hagan saber a los guías antes de iniciar el recorrido, cuando firmen su seguro médico.

En épocas de lluvias como la actual, y para evitar riesgos, los recorridos inician como muy tarde al mediodía para poder finalizarlo antes de que el cielo descargue sobre los aventados escaladores.

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