A pesar de que las calles de Venezuela lucían con menos movimiento de lo habitual, la huelga nacional convocada por la Oposición tuvo una tímida acogida.
El paro emplazado por la opositora Mesa de Unidad Democrática se cumplió parcialmente en Caracas y otras ciudades.
Desde tempranas horas de la mañana, a simple vista se notaba en las calles del Centro y Este de la capital venezolana menos tránsito y actividad, en general, que una jornada laboral regular, pero más que un día feriado.
Si bien los servicios de transporte público, como el Metro de Caracas, funcionaban, la afluencia de usuarios era limitada. A mitad del día, ambos bandos se atribuyeron la victoria.
“La soledad de las calles en sintonía con la soledad de la cúpula corrupta del Psuv. ¡Que cese el golpe y respeten la Constitución!”, proclamó en su cuenta de Twitter el Gobernador del estado de Miranda y dos veces ex candidato presidencial de Oposición, Henrique Capriles Radonski.
En contrapartida, el presidente Nicolás Maduro agradeció en la misma red social la solidaridad de la clase obrera: “¡Hoy (ayer) volvimos a triunfar! ¡Sigamos trabajando por la felicidad social!”.
Para algunos venezolanos, las amenazas del Gobierno de Maduro de tomar el control de los negocios que no abrieran al público fue decisivo.
“No estoy de acuerdo con el Gobierno, pero abrí porque, como está la situación en el país, es muy difícil dejar de trabajar un día”, dijo Alfonso Brito, dueño de un puesto de comida en el este de Caracas que, por la huelga, vendió menos de lo usual.
A pesar de que la Oposición calificó el paro como un éxito exhibiendo fotos de calles semidesiertas, en Caracas las panaderías, farmacias y supermercados estaban abiertos y con las ya habituales filas de compradores en busca de bienes escasos.
Contexto: Venezuela atraviesa una de las peores crisis de su historia, con la inflación más alta del mundo, recesión económica y escasez de alimentos y medicinas.