Mata sus sueños puñalada al corazón
A sus 22 años de edad, Luis Felipe Núñez Rincón estaba hambriento de aprendizaje: tenía la meta de concluir sus estudios en el Politécnico de ingeniero farmacéutico y cursar por internet una segunda carrera: Energías renovables.
Para solventar sus estudios, trabajaba como cajero en la sucursal de Bodega Aurrerá de San Juan Bosco.
Desde pequeño estuvo apegado a la Iglesia, e incluso probó suerte en el seminario e impartió catecismo.
También desde niño buscó la manera de apoyar a su familia: trabajó de ‘cerillito’ en un supermercado y con un tío, en repartir despensas.
Le gustaba armar rompecabezas, jugar al ajedrez y aprender a tocar diferentes instrumentos. Soñaba tener una batería.
En diferentes ocasiones compró instrumentos: una guitarra que le fue robada y un violín que aprendió a tocar gracias a cursos rápidos que tomó por internet.
El día que fue asesinado había planeado ir a comprar otra guitarra con un primo para aprender a tocar juntos.
Sus planes de aprender música y cursar dos carreras quedaron truncos. Una puñalada en el corazón acabó con sus sueños. A principios de julio, un drogadicto le clavó un cuchillo en el pecho en el interior de la Bodega Aurrerá de San Juan Bosco.
Su mamá Gloria Rincón asegura que su hijo no era conflictivo, por lo que le resulta inexplicable la forma en que fue asesinado por un adicto que entró a robar a la tienda.
“Me gustaría decirles a los papás y a las mamás que ayuden a sus hijos, y a esos papás que tienen hijos problemáticos los ayuden y no los dejen hacer cosas como estas, que les den consejos, porque el dolor que causan es muy grande; que no se hagan sus cómplices y vean la forma de ayudarlos”, aconsejó la mamá de Luis Felipe.
Gabriela, hermana de Luis, mencionó que él era su amigo, mientras sostenía su computadora y señalaba fotografías donde era visible que la relación entre ellos era estrecha, sin enojos y peleas.
El joven asesinado pertenecía a un círculo de lectura, que cada viernes se reunía en un café de la calle Hermanos Aldama.
“Desempolvando las frases de doña Lucha”, es el nombre del grupo abierto en Facebook donde se encuentran fotografías de los integrantes del club de lectura conviviendo en el café, jugando juegos de mesa, leyendo o platicando.
En el grupo se hizo pública la información de la muerte de Luis, debido a su hermana, quien dio parte del horario de los rosarios. De inmediato los comentarios en la red social se hicieron presentes y se difundieron fotografías con un moño negro, entre sus amigos más cercanos del grupo.
Comprar un terreno grande con muchos árboles era uno de los planes que tenía Luis, siempre estando al pendiente de su familia y amigos.
“Para eso estoy estudiando: para cumplir mis sueños”, era una frase frecuente de Luis.
Un puñal directo al corazón mató sus sueños.
Un asaltante le disparó en la nuca
José Manuel Álvarez González murió de un balazo, mientras dos hombres pretendían asaltar el camión de cerveza Corona donde él viajaba como copiloto.
El asalto, que derivó en una tragedia, ocurrió el pasado 23 de junio.
La bala fue disparada contra el conductor del vehículo, quien se resistía a dar el dinero de la venta del día a los asaltantes.
Sin embargo, la bala pegó en la nuca de José Manuel y salió por la frente.
El joven asesinado, de 24 años de edad, era el varón menor de una extensa familia de 11 hijos: 4 hombres y 7 mujeres.
Estaba por cumplir un año de haber llegado a León, después de haber vivido cuatro años en Estados Unidos.
Tenía ganas de regresar al norte, pero fue más fuerte su deseo de permanecer junto a su familia. Por ello consiguió en enero un empleo fijo como repartidor.
Cursó hasta el segundo año de preparatoria. Dejó la escuela para dedicarse de lleno al trabajo, apoyando a sus papás y hermanos.
A ‘Chiquis’, como lo conocían en la familia, le gustaba jugar futbol todos los domingos, desde las 8 de la mañana hasta las 12 del día.
Aunque tenía novia, de la que estaba muy enamorado, todavía no había comentado planes de casarse.
Le gustaba asistir a fiestas, aunque no fumaba ni tomaba: se dedicaba a bailar y a divertirse en compañía de su novia, sus hermanos y hermanas: todos salían en familia a cualquier reunión que los invitaran.
“Tengo 11 hijos, 10 aquí y uno en el cielo”, dijo triste la señora Gloria González Caudillo, mamá de José Manuel.
Relató que su hijo procuraba compartir su ingreso en el hogar.
Todas las salidas, fiestas, reuniones e idas a cenar eran en familia. “Era un joven amistoso, muy amiguero y saludador que llegaba a cualquier lado con una sonrisa”, recordó su mamá.
El día en que recibió la noticia de que unos asaltantes lo habían baleado, se trasladó de inmediato a la clínica T-1 del IMSS, donde estaba internado muy grave.
Permaneció a su lado de las 6:30 de la tarde del domingo 23 de julio hasta la madrugada del lunes, aunque los doctores ya habían sido claros sobre las posibilidades de que no sobreviviera.
Justo el día del asalto, José Manuel había quedado de asistir a una reunión con sus ex compañeros de la secundaria, pero ya no llegó. Una bala le cortó el camino.
El pasado 9 de marzo, toda su familia se reunió por última vez: aquel día fueron los 15 años de la hermana menor.
Todos -hermanos y hermanas- se organizaron para bailar con la festejada, ensayando juntos con días de anticipación.
Fue la última fiesta. Tres meses después, un asalto enlutó el hogar de la familia Álvarez González.
“Era una persona tranquila”, dijo entre llanto su hermana María del Rocío, mientras sostenía en sus manos las fotografías de José Manuel.
“Uno sí sabe lo que tiene”, añadió la mamá, para acabar con las especulaciones de que su hijo había sido parte de alguna pandilla de la zona.
Lo matan por salvar a su hijo de 8 años
José Luis Collazo Rodríguez estaba a dos semanas de conseguir el puntaje del Infonavit para acceder a un crédito. Su sueño era comprar una casa para sacar a su esposa y a sus hijos de la colonia Los Ángeles, una de las más inseguras de la ciudad.
Sin embargo, sus planes se frustraron. La noche del 30 de junio fue asesinado por pandilleros afuera de su casa. Estaba a dos meses de cumplir 28 años.
Aunque el reporte de la Policía mencionó que el homicidio fue a causa de una riña de pandillas, la familia de José Luis aclaró que el joven recibió un balazo en el abdomen cuando trataba de proteger a su hijo de ocho años.
La riña de pandillas sí existió, pero José Luis y su hijo quedaron en medio del tiroteo.
“Estaba alejado de las pandillas y de todo lo que implicara poner en riesgo el bienestar de su familia”, aseguró su esposa Sandra Leticia, quien lo recuerda como un marido alegre, preocupado por el bienestar de sus hijos.
Americanista de corazón y del futbol en general, era apodado “Kalú”, haciendo referencia al jugador de soccer.
La música de Los Tigres del Norte -su banda favorita- fue la última que escuchó antes de salir a la calle a proteger a su hijo mayor de una riña de pandillas: una bala perdida lo mató.
“Que me entierren con la banda”, fue la canción que eligió para ser despedido. También le pidió a su esposa ser sepultado con la playera del América, su equipo favorito.
Sus hijos, de 7 y 8 años de edad, quedaron afectados por la forma en que ocurrió el asesinato.
“Ya no es lo mismo sin mi papá”, comentó uno de los niños al ofrecerle jugar videojuegos.
El más pequeño le comenta a su mamá entre las pláticas: “Quisiera que fuera el viernes pasado para no dejar salir a mi papá”.
El niño siente remordimiento por haberle pedido auxilio a gritos a su papá, que salvara a su hermano mayor de la balacera.
El día del ataque, José Luis no fue auxiliado por la ambulancia que tardó en llegar, así que tuvo que ser trasladado por su cuñado a la clínica T-47, en donde en hora y media no recibió atención médica; luego fue llevado a la clínica T-1, donde falleció.
En uno de los rosarios en memoria de José Luis se presentaron unos pandilleros que se reían enfrente de los familiares, además de lanzar amenazas con machete en mano.
“Fue la mejor pareja y el mejor papá. No se vale que le hayan arrebatado así su vida”, dijo Sandra Leticia, esposa del joven asesinado, mientras una lágrima le recorría la mejilla.
“Era primero su familia que él”, dice resignada la mamá del joven.