Debido a la rutina diaria, los constantes desvelos, las fiestas y otros factores, es muy fácil caer en malos hábitos alimenticios, pero, ¿sabes identificarlos y cómo se pueden solucionar?.
La nutrióloga Haza Castillo comparte a detalle los factores que los propician y cuáles soluciones podemos aplicar.
La experta explica que un mal hábito alimenticio es un comportamiento de consumo repetido regularmente que es aprendido con el paso del tiempo, sin ninguna razón y sin ser cuestionado. Y son la principal causa de enfermedades crónicas degenerativas así como de caries, problemas del tracto gastrointestinal, cáncer de mama, cólon y páncreas, entre otras afecciones.
LOS 10 MÁS COMUNES
1. Desayuno deficiente, de mala calidad o nulo
Debido a nuestro estilo de vida ´No me da tiempo´, y no hay los nutrientes necesarios para generar trabajo físico en el día. Se recomienda un desayuno completo (3 grupos de alimentos) y no harinas ni azucares refinados.
2. Cenar exageradamente
Después de no tener la cantidad y calidad adecuada de nutrientes a lo largo del día debido a la mala alimentación, muchos se dan “atracones” por la noche e inmediatamente se acuestan a dormir, esa carga al organismo (que por lo regular la base es HCO) se convertirá en glucosa, tomando en cuenta que se acuestan a dormir de inmediato, se reduce el uso de energía, lo cual incita un almacenamiento.
3. Hacer sólo una comida al día
Lo único que te va a producir es: gastritis, úlcera gástrica, anemia, bajas defensas, metabolismo lento, fatiga, estreñimiento, mareos, dolor de cabeza. No hay energía suficiente para resistir por el resto del día y al contrario de adelgazar lo único que provocamos es aumentar nuestro peso.
4. Comer siempre lo mismo
Va a llegar un momento donde el acto será aburridísimo y lo harás con nada de gusto, no incluirás variedad de alimentos para garantizar el correcto aporte de macro y micronutrientes, basándonos más en los micro (vitaminas y minerales).
5. Comer muy rápido
No disfrutar ni masticar los alimentos es una pésima idea debido a que masticarlos es el primer paso de una buena digestión ya que ahí encontramos la primera enzima llamada amilasa salival, que comienza a hidrolizar a los hidratos de carbono, pero si ni siquiera estamos masticando, la digestión se complicará, porque los pedazos de comida son muy grandes y la zona de acción de la amilasa salival es muy pequeña.
6. Beber poca agua o nada
Estar deshidratado es muy peligroso. Cuando tenemos sed ya hay un grado de deshidratación, por eso hay que beber antes de tener sed.
El plasma sanguíneo es un 90% de agua, al no consumirla, la entrega correcta de oxígeno a todas las células del cuerpo se complica, ya que el corazón tiene que trabajar más duro debido a que la sangre es más espesa para poder bombearla a todo el cuerpo. Lo que nos va a generar, dolor de cabeza, fatiga, cambios de humor, dolores musculares y acumulación de productos tóxicos en el organismo.
7. Abusar de las comidas rápidas
Un estudio publicado en 2011 en el American Journal of Clinical Nutrition nos dice: “Las personas saludables que comían comida basura durante sólo 5 días obtenían resultados bajos en pruebas cognitivas que evaluaban la atención, la velocidad y el humor”.
8. Consumir chatarra para tranquilizarte y generar adicciones alimentarias
La adicción se caracteriza por el uso compulsivo de una sustancia, su consumo incontrolado. La capacidad de los alimentos para calmar y reducir la ansiedad, y mejorar el estado de ánimo son conocidas, por ejemplo: un bote de helado de chocolate después de una ruptura amorosa o un paquete de brownies completito al final de un mal día con el jefe. El azúcar genera descarga de dopamina (la hormona de la felicidad) así que en momentos de tristeza o angustia nuestro cuerpo nos la pide a gritos. Lo ideal es comer con necesidad de comida y no para llenar ese deseo de comida por causas emocionales.
9. Mala suplementación o uso de ayudas ergogénicas
El no informarnos correctamente sobre los productos que existen en el mercado para bajar de peso y tomarlos libremente como si no produjeran algún efecto secundario, al grado de dejarnos enganchar en suplementos que sustituyen comidas.
10. No comer conforme porciones
De esta manera nunca controlaremos cuánta comida ingerimos y a pesar de ser saludable consumimos muchas calorías hasta quedar “a punto de reventar”.
1.- Les recomiendo llevar un diario de alimentos en donde:
– Apunte todo hasta el más mínimo detalle; lo que come, qué cantidad y a qué horas del día lo consumió.
– Notas de frecuencia de consumo de ciertos alimentos.
– Describa si está comiendo después del trabajo, antes del examen o en alguna situación con mucho estrés.
– Incluya el panorama general: cómo se sentía, qué estaba haciendo, si incluyó una nueva actividad.
– Incluya notas acerca de qué más estaba haciendo y cómo se sentía: hambriento, estresado, cansado o aburrido.
– Haga una revisión y verifique si es alguna situación en especial o el fácil acceso a los alimentos de su entorno lo que lo está orillando a tomar decisiones de alimentación, (hay un restaurante de comida rápida al lado de la escuela o trabajo, o trabaja en un lugar donde hay una maquinita de pastelillos, no tiene planeado llegar a cocinar a casa, es más barato el refresco en el combo que el agua natural, etc.).
– Verifique cuántas veces al día está comiendo.
– Señale si está o no tomando agua.
2.- Decida qué hábitos debe cambiar.
– Reemplace los viejos hábitos por hábitos nuevos y saludables.
3.- Los detalles hacen la diferencia.
– Pon atención en tu alimentación y cuídate. Trázate 1 ó 2 metas al mes y trabaja en cumplirlas,
– Enfócate. No renuncies a cambiar los malos hábitos y sigue identificando errores para proponer su cambio el próximo mes, mantente dinámico y siéntete orgullos por los buenos hábitos que identificas en tu vida, no todo es negativo.