Helmut Stoever Von Schmeling, visionario en la industria curtidora de León, falleció este jueves y dejó una herencia de disciplina, tenacidad, entrega al trabajo y férrea voluntad.
“Fuimos una familia muy unida. Con mi hermano tenía una gran unión, fuimos casi gemelos mi hermano y yo, llevamos una vida fraterna y de entrega… un hombre muy disciplinado, muy fuerte, un hombre con un gran corazón”, dice su hermano Gerardo Stoever.
Helmut Stoever nació el 31 de octubre de 1939 en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, al igual que sus hermanos.
Sus papás, Orthrud Von Schmeling y Herman Stoever, llegaron de Alemania como refugiados por la Segunda Guerra Mundial.
Ambos procrearon siete hijos.
Cuando Helmut era niño la familia se trasladó a la Ciudad de México, donde los hijos estuvieron internados en el Colegio Alemán; después los Stoever Von Schmeling se mudaron a León.
Alfredo Stoever recuerda que cuando llegaron a esta ciudad él tenía 11 años y su hermano Helmut tenía 5.
“En 1946 llegamos a León mis padres y mis hermanos. La única hermana que nació en León fue Erika, todos los demás en San Cristóbal, Chiapas”, señala.
Su situación económica era crítica y gracias a un amigo su papá comenzó a vender productos químicos para tenería.
Al fallecer su padre, Helmut se hizo cargo del negocio y además puso uno propio en la esquina de las calles 27 de Septiembre y Rayón, en el corazón del Barrio Arriba.
“Pasamos una situación muy crítica. Mi padre era filatelista, además de que hablaba 10 idiomas. Murió en León a la edad de 69 años y mi madre de 76 años”, explica Alfredo.
Su situación financiera al morir su padre era tan mala que los hijos tuvieron que empeñar joyas en el Monte de Piedad para pagar el sepelio.
Helmut Stoever muy joven comenzó a vender productos químicos en tenerías y posteriormente ingresó a la industria curtidora. Tuvo seis hijos.
“Era un hombre de gran entrega, le encantaba el deporte extremo, la jardinería, y sobre todo la naturaleza. Le encantaba ir a la sierra a disfrutar del paisaje”, dice su hijo Max Stoever Méndez.
Su sueño de toda la vida, agrega, fue ser piloto aviador.
“Era una persona con un carácter fuerte, pero un gran padre de familia. Le gustaba mucho convivir”.
Una de sus hijas mayores, Marlene Stoever Montes de Oca, añade que era un hombre muy fuerte, disciplinado.
“Siempre le veía el lado positivo. Le gustaban los deportes extremos, a tal grado que en siete ocasiones estuvo a punto de perder la vida. Le gustaba el alpinismo y una ocasión cayó de lo alto de una cascada; en otra ocasión quedó atrapado en una cueva llena de agua y estuvo a punto de morir ahogado. Era un gran aventurero”, señala.
Un hombre emprendedor que al final de su vida se dedicó a los negocios inmobiliarios.
Ayer se llevó a cabo una misa de cuerpo presente y posteriormente se le dio cristiana sepultura en Jardines del Tiempo.
El triduo de misas se llevará a cabo este lunes, martes y miércoles en el templo de Fátima de la colonia Arbide, a las 8 de la noche.
Fallece Helmut Stoever, visionario curtidor
Muere este jueves y deja una herencia de disciplina, tenacidad, entrega al trabajo y férrea voluntad.