Fidel Castro, ícono revolucionario que trajo la Guerra Fría al hemisferio occidental en 1959 y desafió a Estados Unidos, mantuvo el poder mucho más tiempo que ningún otro líder de cualquier País, con excepción de la reina Isabel II.
Se convirtió en una figura internacional cuya importancia en el siglo XX excedió con creces lo que se podría haber esperado del jefe de Estado de una nación en una isla caribeña, con una población de 11 millones de personas.
Fidel murió el viernes y su partida ocurre después de que el presidente Barack Obama sorprendiera al mundo al ordenar el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba y la apertura de la embajada en La Habana por primera vez desde el final del gobierno del presidente Dwight D. Eisenhower en 1961.
El secretario de Estado John Kerry abrió la primera embajada estadounidense en territorio cubano en más de 50 años en agosto de 2015 y el Papa Francisco se reunió con el Mandatario cubano durante su visita a la isla en septiembre de ese año.
El impacto de Castro fue presagiado horas después de su entrada triunfal a La Habana, a bordo de un Jeep, el 8 de enero de 1959. En ese momento se consolidó la destitución de Fulgencio Batista, cuando Fidel dio su primer discurso ante cientos de miles de admiradores en el cuartel militar del dictador vencido.
Castro apareció en primer plano, hablando con firmeza y pasión hasta el atardecer. Al final, se liberaron palomas blancas como símbolo de la nueva paz en Cuba. Cuando una de ellas aterrizó en Castro, posándose sobre su hombro, la multitud estalló, coreando: “¡Fidel! ¡Fidel!”. Para muchos de los cubanos reunidos allí, cansados de la guerra, y para aquellos que lo observaban por televisión, fue una señal de que su joven líder guerrillero estaba destinado a ser un salvador.
Ostentaba el poder como un tirano, controlaba cada aspecto de la existencia en la isla; era el “Líder Máximo” de Cuba. Montado en un tanque de guerra cubano, encabezó la defensa de su País en Bahía de Cochinos. Castro decidía infinidad de detalles, desde la elección del color del uniforme que los soldados cubanos vestirían en Angola hasta la supervisión de un programa para criar una superraza de vacas lecheras.
Sólo la Reina Isabel II ha durado más tiempo
Líder indiscutible de una tiranía que tuvo muchos admiradores, Fidel Castro simboliza también una época de confrontación universal frenada por la amenaza de la extinción humana.