Desde siempre se han escuchado los mismos reclamos, las mismas quejas: estamos en crisis, no hay empleo suficiente para todos los que estamos en edad de trabajar o si lo tienen son mal pagados, que no existen medicamentos más que los mismos para todas las enfermedades, que no hay instituciones sociales suficientes que puedan cubrir las necesidades de las clases desprotegidas o grupos vulnerables, entre otras muchas quejas que jamás han tenido solución. Vivimos en un país de insatisfacciones y carente de todo, buscando a quien culpar de nuestra lamentable situación; y eso que no he hablado del problema de seguridad, de vivienda, de educación, total que todo está muy muy mal en nuestro país.
Y hablando de grupos vulnerables, si ser joven y sin experiencia es un obstáculo para no encontrar trabajo, imagínese que pasará con un “viejo” o “vieja” que puede ser despedido del empleo que desempeñaba, ¿a dónde lo van a mandar? Casi todos tenemos una vida útil para poder realizar un trabajo y recibir una mediana remuneración, pero si usted voltea o es observador, vea cuántos ancianos o adultos mayores andan en la calle buscando el sustento ya sea para ellos mismos o para seguir manteniendo una familia; salen a la calle a vender semillas, paletas, gelatinas, periódico o trabajan de “cerillitos” en alguna tienda de autoservicio. Todos son trabajos muy dignos, pero no por ello dejan de ser peligrosos puesto que sus fuerzas ya no son las mismas de hace 20 ó 10 años atrás y se encuentran en riesgo de tener algún accidente, y en cuanto a su precaria remuneración, en muchas ocasiones lo que obtuvieron económicamente de ese empleo fue entregado a sus familias y en cuanto ellos por alguna circunstancia ahora necesitan de la ayuda la familia “desaparece”.
Se nos ha olvidado ese refrán popular “como te ves me vi, como me ves te verás”. Abandono, maltrato físico o sicológico de familiares, despojo de propiedades, de dinero y hasta de la pensión por jubilación que bien merecida se obtuvo, son los maltratos más comunes que se dan en contra de los adultos mayores, agregándole a los problemas a los que se enfrentan cuando son despedidos de un empleo después de haber estado por muchos años desempeñándolo tal vez sin ninguna prestación social, abusando de su ignorancia y “liquidarlos conforme a derecho”. Esto sí que de verdad es un crimen, máxime cuando ya no tienen la fuerza suficiente para pelear por esas injusticias y se conforman con la limosna que les hayan dado, con un rincón en la casa y que estén de “arrimados”, allá, entre menos los vean mejor, allá totalmente olvidados.
Si continuamos enumerando los problemas a los que se enfrenta un adulto mayor, le tenemos que agregar el grave problema que tenemos en el país para atenderles de alguna enfermedad propia de su edad, no existen en las instituciones de salud suficientes geriatras para la atención de este sector de la población, muy poca profesionalización y humanización por parte de quien los atiende, sean enfermeros o enfermeras, doctores, incluso se puede encontrar el abandono en hospitales de la propia familia, esa a quien se le olvido que ese anciano o anciana en su juventud y con todas sus fuerzas daba la vida por su familia, se desvelaban en sus enfermedades, satisfacían a sus posibilidades sus necesidades; a la familia se le olvidó que les toca corresponder lo que alguna vez hicieron por ellos. 
Sin duda el maltrato que más duele es la falta de consideración a su edad, aquel maltrato que muchas veces sin saber lo que le puede doler, se hace al adulto mayor cuando hieren sus sentimientos con frases como “camina rápido que se hace tarde” o “eso ya me lo contaste, me lo has dicho tres o cuatro veces”, “mira que asco… ya te volviste a hacer del baño”, “tú ya no estás para esas cosas”, etc. Más hiriente cuando ese anciano o anciana se vuelve invisible para toda la familia o es tratado como un mueble donde los hijos o hijas se turnan para “moverlo” de una casa a otra. Maltrato también lo es cuando nunca tienen tiempo para cuidarlo o para hacerse responsables de ellos.
Se tiene registrado que el trato inadecuado es más común hacia la mujer anciana que para el hombre, el cual generalmente cuenta con más recursos económicos, puede tener pensión o propiedades, y como habitualmente tiene con que “heredar” por conveniencia son “cuidados” previo a cerciorarse que ya hicieron su testamento en favor de alguno de sus desinteresados hijos, contrario a la mujer que por estar dedicada toda su vida al cuidado de sus hijos y como ama de casa no tuvo derecho a una jubilación o pensión, salvo los derechos a heredar, si es que su pareja muere antes. Sin necesidad de mucha ciencia, se sabe que el mayor maltrato hacia los adultos mayores proviene de los hijos, seguidos de su pareja –sobre todo cuando ésta es más joven o fuerte-, los nietos o cualquier otra persona que los ignora. Se desvalorizan sus capacidades y destruyen la autoestima al ser ignorados, discriminados o no atendidos cuando están enfermos.
Cuando se tiene dinero para un asilo, no crea que las cosas vayan a ser mejores. Aparentemente serán bien atendidos, pero regularmente quien está como responsable de ellos es quien mayormente los maltrata al no tener la paciencia o la capacitación, incluso hasta la vocación de atender a los ancianos. Se nos olvida que nuestra juventud o fuerza no son eternos, y que llegaremos a viejos si corremos con suerte, pero acordémonos que “lo que se siembra se cosecha” y seguramente a nadie nos gustaría causar lástima o ser ignorados y ser claramente abandonados en una casita para descansar.
Aunque existen lugares donde ellos pueden recibir asistencia, ojala de verdad no hubiera la necesidad de ellos, que fuera la propia familia la que se encargara de ver al adulto mayor como una persona llena de experiencia y seguir tratándola como se merecen ser tratados. Es verdad que existen programas especiales para ellos, pero siguiendo hablando de abuso la explotación financiera es otro tipo de maltrato bastante común;  Este tipo tiene que ver con que familiares o quienes se los encargan, se apropian ilegalmente de las propiedades y del dinero de los ancianos, teniendo como ejemplo el uso de su tarjeta bancaria en los cajeros automáticos que regularmente ellos nos saben usar, y si el gobierno les proporciona ayuda son los familiares quienes se aprovechan para cobrar lo que ellos por edad no pueden. 
Diciembre es un mes donde muchos ancianos mueren y la gran mayoría en el abandono, y son fechas que se quedan más grabadas porque debe ser fiesta navideña o de fin de año. No quiero terminar de escribir las innumerables formas que los disque “humanos” hacemos a nuestros semejantes, el viejo pierde movimiento, independencia, son abandonados, abusados sexualmente y lamentablemente no son denunciados estos abusos. Ser anciano en México es tristemente sinónimo de que ya no sirves para nada. Ellos perderán movimiento, pero nosotros perdimos el corazón. Cuidemos al tesoro de la sabiduría en vida.
 

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *