El 13 de agosto de 1913, mientras el acróbata Otto Witte era coronado Rey de Albania; en la ciudad de Irapuato, se encontraba naciendo Jacinta Ayala viuda de Córdoba, mejor conocida como Tita.
A 100 años de su nacimiento, la señora Tita se ha convertido en el claro ejemplo de una mujer perseverante, guerrera, llena de ilusiones y amor por la vida.
Con un centenario de vida, y contradiciendo la frase de dramaturgo y novelista Oscar Wilde “A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante”, se puede concluir que la vida de Tita, esta concentrada en 100 instantes, en 100 momentos bien vividos, y ese secreto de la vida se resume en una simple oración: nunca dejar de sonreír.
Por nombrar solo algunos de esos tantos bellos instantes, se encuentra el del año 1937, fecha en la que después de vivir un amor como los que ya no existen, de cartas y romanticismo, se casó con el hombre de su vida: Benjamín Córdoba González. 
De ese amor, nacieron 8 hijos, Nellie, Lucy, Lini, Benjamín, Jesucita, Juan Ramiro, Marisela,  y Angélica que se convirtieron en su motor para salir adelante, y en esa luz que a diario iluminó su vida.
Pero no todo ha sido felicidad en la vida de Tita, entre los momentos más difíciles destaca la muerte de su compañero de viaje, ese hombre al que prometió amar hasta la eternidad: su esposo.
Otro duro golpe para la familia Córdoba Ayala llegó con la repentina muerte de Benjamín, uno de los hijos mayores de Tita.
Y como dice aquella frase “Caer esta permitido, pero levantarse en obligatorio”, Tita con todo y el dolor que implica perder a un hijo, se levantó y continúo luchando por el inmenso amor que le tiene a la vida, y a sus hijos.
Las alegrías siempre sanan esas penas, y con 100 años de existencia, Tita no hace más que agradecer a la vida, la oportunidad que le concedió al poder conocer no sólo a sus 16 nietos, también a sus 9 bisnietos y 3 tataranietos.
Como 100 años no se cumplen todos los días, los hermanos Córdoba Ayala felices de tener a su mamá con vida, organizaron una gran fiesta en el jardín Los Eucaliptos.
Un camino de 100 rosas, cada una símbolo de los instantes que a vivido Tita, recibieron a la festejada, quien llegó arriba de una carreta.
A esta gran celebración, asistieron 250 familiares y amigos, algunos procedentes de Estados Unidos, Distrito Federal, Veracruz, Tampico, Ciudad Victoria, Abasolo, Pènjamo, León, Salamanca, Pueblo Nuevo y Guanajuato Capital.
Una banda, un quinteto y un mariachi, acompañaron a la festejada, quien con 100 años de vida, no perdió la oportunidad de bailar hasta cansarse.
“Agradecidos con Dios porque hemos pasado tristezas, alegrías, y nuestra mamá siempre nos ha sacado adelante, nos ha enseñado mucho, con su alegría siempre nos da ánimos para salir adelante” compartió Marisela, hija de Tita.

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