A bordo de un buggy, nos adentramos por el Área Nacional de Recreación de Dunas Las Vegas. Estamos aproximadamente a una hora al norte de The Strip, esa famosa arteria plagada de enormes hoteles y casinos.
No ha sido fácil resistirse a la tentación de gastar todo el tiempo en las cartas, la ruleta o las máquinas tragamonedas. Sin embargo, el rugido del motor de este vehículo aunado al enigma del desierto prometen regalarnos una buena partida.
Aquí el miedo no existe. O, mejor dicho, es sustituido por la adrenalina que se genera cuando pisamos hasta el fondo el acelerador.
“Maneja como si lo hubieras robado. Simplemente písale y no pares hasta el final”, dice uno de los instructores de Sun Buggy & ATV Fun Rentals.
Esta empresa, ubicada en el número 6925 de Speedway Blvd., al norte de la ciudad, ofrece desde hace más de 10 años peculiares paseos a quienes insisten en ver otro perfil de este pecaminoso destino.
Conforme recorremos el desierto, en grupo y liderados por un instructor, algunos tienen la sensación de estar en una especie de montaña rusa; otros, en medio de un videojuego como Mario Kart.
Las llantas del vehículo surcan las dunas. Todos los buggies han sido diseñados para atravesar este escarpado terreno de Nevada y se encuentran equipados con jaulas antivuelco y cinturones de seguridad. Incluso cuentan con un sistema de velocidad que no permite ir a más de 65 kilómetros por hora.
Es obligatorio el uso de cascos y gogles. La caravana va formando pequeños torbellinos de arena que, por momentos, complican la visibilidad. Es entonces cuando se agradece el que cada buggy tenga una colorida bandera en su parte trasera.
Hay que evadir cualquier fosa profunda y evitar, a toda costa, quedar atascado. Pero, en caso de que así suceda, el instructor a cargo está capacitado para ayudar a quien lo requiera.
El recorrido dura dos horas y las dunas a las que llegamos en los últimos 20 minutos resultan las más complicadas e impresionantes.
Al descender por sus pronunciadas pendientes, el corazón palpita con fuerza.
Ya es mediodía y nadie desea permanecer estático bajo el sol del desierto. Es necesario ir a buscar más aventuras que enciendan el alma en Nevada.