Am entrevistó a personas que tuvieron contacto con los cuerpos de los niños de 11, 8 y 4 años de edad, hijos también de Juana Luna. Una de ellas, que tuvo contacto con las víctimas, describió las heridas de los niños con la condición de no revelar su nombre.
“El más grande, Gabriel, lo tenía en la cien del lado derecho; el mediano, Adrián, lo tenía más al centro de la frente y el más pequeño, Mateo, lo tenía más atrás, por la oreja izquierda y se le veía otro impacto por el estómago, tenía otro agujerito cerca del ombligo”, indicó.
Los testigos aseguraron que ninguno de los impactos de bala tenía orificio de salida, y los cuerpos tampoco presentaban huellas de violencia o de tortura.